Las luchas de Mario Enrique Morales

diciembre 6, 2023
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Por Renata Guzmán Collignon

El mural histórico que decora el patio del Centro Cultural Vito Alessio Robles anticipó que Mario Enrique Morales Rodríguez sería un personaje en la historia de Coahuila. Debido a que la pintora comunista Helena Huerta no contaba con más referencias para el mural, se acercó a varios trabajadores que vio en ese momento… uno de ellos fue Mario Enrique. 

Forjado en Sabinas, Morales Rodríguez desde 1980 presidió la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos en Coahuila (CROC).  También estuvo como regidor en el Ayuntamiento de Saltillo y fue diputado local. Además, tuvo el cargo de teniente coronel en el Ejército Mexicano. 

El lunes 20 de noviembre último, con 74 años, falleció a causa de algunas complicaciones de salud. 

Marco Cantú Vega, subsecretario de Empleo y Productividad en el Trabajo de la Secretaría del Trabajo (Setra) del gobierno estatal, lo define como un luchador de la defensa de los derechos laborales, congruente y de una sola pieza. Un hombre que hasta el último día estuvo casado con sus principios.

“Fue un gran ser humano, con un carácter auténtico, transparente, generoso e insistente… Un hombre de palabra”, así también lo considera el director del Archivo Documental de la Secretaria de Inclusión y Desarrollo Social, Carlos Calderón Moller, con quien, además, compartió 39 años de amistad. 

Calderón Moller tenía 14 años cuando conoció a Mario Enrique en actividades políticas del PRI. 

Después iniciaron la Federación Estatal Juvenil, donde nació una nueva vitalidad para el partido en el estado, con universitarios representantes de varias instituciones educativas y con jóvenes obreros.

Mediante la federación, Mario llegó a formar líderes, no solamente sindicales, sino también activistas políticos. 

“Pertenecí a otra agrupación política, pero era tanta la insistencia de Mario Enrique que accedí y me convertí en el primer dirigente juvenil de la CROC en Coahuila”, relata Calderón. 

Marco Cantú recuerda que tenía 21 años cuando participó dentro de una organización que se llamaba Democracia 2000, parte de la corriente crítica que en el partido se había generado a raíz de la elección presidencial de 1988. 

Dentro de la organización participaban jóvenes y generaban círculos de estudio, debates, talleres de oratoria, expresión y comunicación. Fue ahí cuando Marco conoció a Mario Enrique, pues era referente de quienes participaban en la vida del partido. 

“En aquel entonces se discutía sobre la posición del partido, sobre si deberíamos aceptar o no la presencia de observadores, que hoy los vemos como una cosa natural, como una cosa normal, como parte de esa normalidad política, pero en aquel entonces había algunas resistencias por parte de algunos actores (…) Cuando hubo algunas voces que nos cuestionaban y que nos decían que nosotros, como priistas, no teníamos por qué aceptar la intromisión o la observancia de algunas personas ajenas al partido, ahí estaba Mario Enrique defendiendo la posición que tuvimos”, recuerda Cantú.

Formador

Uno de los logros de Mario Enrique Morales es la plaza comunitaria que se estableció en la CROC, con ayuda del Instituto Nacional de Educación para los Adultos. Se trataba de un espacio para que los obreros se prepararan, pues la mayoría de ellos apenas si contaba con la primaria. El dirigente de los trabajadores siempre decía que la educación era primordial para poder ir escalando y para una vida profesional y educativa. 

Esta plaza comunitaria también se replicó en Acuña, Monclova y Frontera, entre otros municipios del estado. Con esos espacios se fortaleció la participación, no solamente de los hijos de los trabajadores, sino también de la sociedad en general. 

Marco externó que lo que aquilató siempre en su vida fue la creación del sindicato de la presidencia municipal. Destacó que cuando estuvo en la dirigencia del sector popular del PRI vio las luchas que Mario Enrique, como líder de la CROC, encabezaba por la gente que trabajaba en empresas y fábricas; siempre velaba porque tuvieran mejores condiciones laborales, dice. 

Quienes conocieron a Mario Enrique aseguran que nunca cambió su manera de ser ante la sociedad, incluso vivió en la misma casa en la que actualmente están su esposa y algunos de sus hijos. 

El líder sindical fue un hombre sencillo, aseguran, pues al igual que iba a un restaurante costoso, comía una torta en la Alameda o una discada en el campo.

Carlos Calderón recuerda con emoción los 39 años que vivió con su amigo Mario Enrique, los viajes que hacían por toda la República y las luchas sociales y políticas en las cuales sirvieron. 

“Creo que Mario Enrique se fue satisfecho. Siempre estuvimos al pie del cañón con él (…) Lo que se proponía lo cumplía. Siempre estuvo con los pies fijos en la tierra”, asegura.

Con una sonrisa, Carlos describe que el escritorio de Mario Enrique “siempre estaba lleno de papeles” y que él “era el único que sabía qué era lo que tenía”. Llegaba Carlos y decía: “Oye, Mario, yo creo que el papel…”, y entonces, sacaba un documento y decía “aquí está”. 

“La unidad es el único camino”, un lema propio de la CROC, pero que permaneció siempre en el corazón de Mario Enrique Morales. Pues en cada uno de los actos en los que estuvo siempre cerraba con esa máxima, recuerdan los cercanos al líder obrero. 

De acuerdo con Marco Cantú, Mario Enrique siempre estuvo abierto al diálogo y los tranquilizaba cuando les decía: “No teman; no pasa nada que no deba de pasar. Sean firmes en lo que buscan, no se aparten del camino, no tengan miedo a permanecer en su firme lucha”.   

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