La “insatisfacción” de los coahuilenses

Por Gonzalo Villanueva 

En tiempos electorales cobran suma relevancia los intereses de los ciudadanos. Los candidatos de los diferentes partidos políticos se interesan por las preocupaciones de sus posibles gobernados y con base en éstas, realizan sus propuestas.

Coahuila espera nuevo gobernador para este año y resulta interesante preguntarse cuáles son los indicadores que deberían preocupar a los coahuilenses. Más allá de los planteamientos en los spots publicitarios de los candidatos, vale la pena adentrarse en datos duros que den cuenta de una visión más justa y objetiva de la entidad respecto al bienestar de las personas en el estado.

Para ello podemos revisar el Visor dinámico de bienestar del INEGI. Esta herramienta interactiva comprende un gráfico que considera 10 temas e indicadores básicos que están ligados en forma importante con el bienestar de las personas. 

El visor permite ubicar jerárquicamente las 32 entidades federativas del país respecto a los datos estandarizados de los siguientes indicadores: vivienda, ingresos, trabajo, comunidad, educación, participación ciudadana, salud, seguridad y balance vida-trabajo.

Si se presta atención a las características específicas de los indicadores, encontramos que para el tema de Vivienda se consideran los ocupantes por cuarto y la disponibilidad de un excusado; respecto a los Ingresos, se considera el PIB per cápita; para el indicador del Trabajo se consideran la tasa de ocupación de la población económicamente activa, las condiciones críticas de ocupación y la tasa de informalidad laboral.

El indicador de Comunidad se basa en índice de redes de apoyo, mientras que el de Educación mide el porcentaje de la población de 15 años y más con rezago educativo, así como los años de escolaridad. La Participación Ciudadana se mide con el Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno y el porcentaje de participación en las elecciones presidenciales.

Para la Salud se considera la esperanza de vida al nacer. La Seguridad Personal se calcula con la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes y la tasa de incidencia delictiva por cada 100 mil habitantes.

Finalmente, el Balance de Vida-Trabajo se mide con el porcentaje de ocupados que trabajan más de 48 horas a la semana y con el tiempo promedio de ocio por persona a la semana. Hay que prestar especial atención a este indicador.

Haciendo un análisis general; esto es, combinando los 10 indicadores, Coahuila se encuentra en el lugar número 4, sólo por debajo de Nuevo León, Ciudad de México y Baja California Sur (lugares 1 al 3 respectivamente).

Sin embargo, realizando un filtro de los indicadores, podemos encontrar que Coahuila no sólo no se mantiene en la misma posición jerárquica, sino que cae drásticamente.

Aunque todos los indicadores son relevantes, el indicador de Bienestar Subjetivo, que se entiende como “lo satisfechas” que están las personas con su vida, cobra protagonismo al considerar que, si se tiene un puntaje alto en el resto de los indicadores, debería ser entendible que las personas se sientan contentas y plenas con su vida. No obstante, Coahuila es la excepción a ello. Y es que si filtramos todos los indicadores y mantenemos sólo el Balance de Vida-Trabajo y Bienestar Subjetivo podemos darnos cuenta de que Coahuila cae hasta la posición 14.

Esto no es una referencia irrelevante bajo las pretensiones actuales del estado, tan solo basta recordar que hace pocas semanas se anunció con algarabía la llegada de la Gigafactory de Tesla al vecino estado de Nuevo León. Con ello, numerosas personalidades de la iniciativa privada y el gobierno se alzaron entusiasmadas por recibir en el noreste de México un proyecto de tal magnitud. Incluso hoy en día la noticia sigue causando eco en el caudal común de neoloneses y coahuilenses que consideran a esta mega planta de ensamble de coches eléctricos como una palanca que representará una derrama económica al por mayor en ambas entidades.

Siempre es sensato calmar las emociones ante una noticia estruendosa. Este caso no es ajeno a esa idea. Inclusive vale la pena más bien ser escépticos, si acorde con los datos vigentes del Inegi, Coahuila padece de bajos niveles de bienestar subjetivo con relación al balance vida-trabajo de sus habitantes, ¿Por qué aplaudir la llegada de una empresa transnacional que se caracteriza por mantener bajos salarios a sus empleados? ¿Cómo es que una planta que busca ser autónoma en más del 90% de sus funciones representa una esperanza de progreso?

Aunado a la dimensión económica, también es necesario considerar otros componentes sociales que pueden afectar con motivo de la construcción de la mega planta de Tesla. Es necesario considerar las posibles repercusiones, en materia de movilidad y acceso a servicios básicos, de una explosión demográfica significativa resultado de la demanda de mano de obra barata y calificada, así como sus implicaciones en materia de seguridad: ante la llegada de pobladores que busquen acceder a un empleo dentro del giro industrial, pueden aumentarse los grados de violencia en las ciudades; basta revisar algunos artículos en revistas indexadas para dar cuenta que el trabajo obrero trae consigo un círculo de violencias en las ciudades donde se instauran empresas de exportación, como el caso de las maquiladoras en Ciudad Juárez.

En conclusión, es transcendental considerar a detalle y bajo diversas ópticas el panorama actual de Coahuila, el vigente juego electoral y la llegada de una empresa trasnacional como Tesla no son eventos aislados y deberían invitarnos, como sociedad civil, a la reflexión de dos acontecimientos decisivos para el curso del estado y de todos los ciudadanos. Más allá de pensar a un determinado candidato o a una posible fuente de empleo como un golpe de suerte que cambiará el momento actual de nuestra cotidianeidad, la postura respecto a cualquiera debe ser política, pensando que toda elección supone la renuncia de otras alternativas.

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