El amor romántico, sinónimo de violencia para las mujeres

febrero 15, 2024
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Ciudad de México.- México dedica un día a celebrar el amor, en el que también se incluyen los lazos amistosos, lo cierto es que, es una fecha que enaltece el amor romántico, al de pareja y hoy, en este país esa unión ha supuesto un signo de violencia para las mexicanas, ya son al menos 18 millones 872 mil 700 de mujeres (Endireh 2022) quienes han señalado vivir violencia cuando han estado en una relación romántica y esto nos da cuenta de una estructura patriarcal vigente.

De acuerdo con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), la violencia por razón de género contra las mujeres, ya sea cometida por Estados, organizaciones intergubernamentales o agentes no estatales, particulares y grupos armados entre otros, sigue siendo generalizada en todos los países, con un alto grado de impunidad.

Se manifiesta en una serie de formas múltiples, interrelacionadas y recurrentes, en diversos ámbitos, del privado al público, incluidos entornos tecnológicos y trasciende las fronteras nacionales en el mundo globalizado contemporáneo.

Por ejemplo, en México, de 47.3 millones de jóvenes de 15 años y más que tienen o han tenido una relación de pareja, el 39.9 por ciento ha experimentado algún tipo de violencia, en esa misma encuesta se mencionó que las mujeres enfrentan: actos abusivos, de poder, omisiones intencionales que pretendan dominar, someter, controlar o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial, económica o sexual a las mujeres.

Desde que somos niñas a las mujeres se nos socializa con tener una meta clara y específica: tener una pareja a largo plazo con la cual se perpetúe la estructura familiar más aceptada, no obstante, el INEGI este 2023 ha publicado información que revela: las relaciones ya no son para toda la vida y las investigadoras feministas nos han dotado de un catálogo importante de textos, libros y aportes culturales para transformar la forma en que amamos.

Claves feministas para la negociación en el amor 

En su libro Claves feministas para la negociación en el amor (Siglo XXI Editores, 2022), la antropóloga feminista habla, entre muchas otras cosas, sobre varios tipos de amor. A pesar de sus diferencias, estas ideas románticas se vuelven una sola en el interior de quienes, según la historia patriarcal, nacimos naturalmente para amar y ser amadas.

De ahí que –afirma Lagarde y de los Ríos– las mujeres alberguemos una síntesis de distintas formas de amar. Desafortunadamente, estas formas suelen provocarnos daño en lugar de felicidad, dependencia en lugar de realización y, en el peor de los casos, nos llevan a relaciones violentas en vez de acercarnos a una armonía con nosotras y con las y los demás.

Lagarde afirma que una de las caras más peligrosas del amor burgués es la idea de la mujer como propiedad. Esta concepción posesiva del amor nos somete y expone a violencias que pueden ir desde los celos hasta algo tan terrible como un feminicidio. Pero la tragedia del amor no solo viene de su conceptualización burguesa. 

A finales del siglo XVIII, nació el romanticismo como una respuesta a todas aquellas doctrinas que priorizaban el desarrollo racional en lugar de los sentimientos y la subjetividad. Claro, entre estos sentimientos importantes se encontraba el amor.

En este pensamiento, el amor reivindicaba todo lo que hasta entonces estaba prohibido. El amor regresó a ser erotismo antes que solo reproducción, y la intensidad y la pasión tenían permiso de apoderarse de hombres y mujeres. Además, las parejas podían estar juntas no por obligación, sino por afinidad, y no necesitaban contratos sociales como el matrimonio para amarse en libertad.

Sin embargo, para este tipo de amor que a simple vista parece ideal, la intensidad se traducía siempre en tragedia. He aquí una pista sobre el origen de nuestra idea de que amar es sufrir. Así se vislumbra que este tipo de amor tampoco es el mejor ni el más sano, o por lo menos no al que deberíamos aspirar por completo.

Matrimonios que no van bien

De acuerdo con las cifras del INEGI, en 2022 hubo 507 mil 52 bodas, de las cuales, el 98.9 por ciento fue entre contrayentes de diferente sexo y 1.1 por ciento del mismo. Asimismo, se identificaron ciertas características que se repetían en el matrimonio heteronormado, como que en el 65.2 por ciento de los matrimonios el hombre es más grande que la mujer; en el 52 por ciento de los matrimonios ambas partes trabajan y en el 53 por ciento de los matrimonios ambos contrayentes tenían la misma escolaridad.

El INEGI le preguntó a los matrimonios de México si sienten que su relación va bien. En las respuestas se pueden observar que la diferencia de apreciación de la relación, aunque en su mayoría fue favorable, varía si se le pregunta a una mujer u hombre, pues mientras el 6.4 por ciento de los hombres reconoció que su relación en pareja es mala, el 11.3 por ciento de las mujeres dijo que su relación no va bien.

Las mujeres son las primeras en manifestar su descontento en el matrimonio y que los hombres suelen ser los últimos en notar que la relación no marcha bien.

La misma Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh-2021) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi evidenció que los daños físicos más comunes que las mujeres viven tras enfrentar alguna situación de violencia por parte de su pareja a lo largo de la relación son:

Moretones o hinchazón (30.3 por ciento)

Hemorragias o sangrado (4.9 por ciento)

Cortadas, quemaduras o pérdida de dientes (4.4 por ciento)

Hospitalizaciones u operación (3.5 por ciento) 

Fracturas (3 por ciento)

Ya no son para toda la vida

En México, los índices de divorcio se incrementan cada año, lo que es un indicador de las relaciones de pareja actuales, ya no son “para toda la vida”, pues según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2011 por cada 100 matrimonios hubo 16 separaciones legales; en 2015, 20, y en 2019, 32.

En 2020 la cifra disminuyó a 28, debido a la pandemia por la COVID-19, pero en 2021 repuntó a 33 rupturas. En las estadísticas se descubrió que los centennials o generación Z manejan las tasas más altas de soltería entre los diferentes grupos de edad que fueron analizados.

Los grupos de edad fueron de 15 a 29, de 30 a 59 y de 60 en adelante. En general, en México hay 100 millones 600 mil personas en estos tres grupos de edad; de ellos, 36.9 por ciento correspondió a casadas; 33.1 por ciento, a solteras; 17.8 por ciento, a unión libre; y finalmente 12.2 por ciento estuvo en una relación previa (separadas, divorciadas o viudas). De esto destaca que de 15 a 29: el 72.7 por ciento están solteros; de 30 a 59: el 48.5 por ciento están casados y el 22.5 por ciento en unión libre, así como de 60 y más: 52.6 por ciento están casados y el 23.2 por ciento son viudos.

La tasa de divorcios, va al alza, pues pasaron de 15.1 divorcios por cada 100 bodas en 2010 a 32.9 en 2022, es decir, más del doble en 12 años. Además de que el 99.6 por ciento de los divorcios corresponden a parejas heterosexuales.

Al respecto, la académica de la Facultad de Psicología (FP) de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Melissa García Meraz, señala que en nuestro país hay muchas parejas que se separan, pero no se divorcian de manera formal, las cuales forman una estadística que no conocemos o de las llamadas cifras negras, dado que los datos del INEGI solamente registran las relaciones formales que realizaron un matrimonio y un rompimiento legal.

A propósito del Día del Amor y la Amistad, que se celebra este 14 de febrero, la especialista menciona que a pesar de que hay más gente que llega a la disolución del vínculo, también hay quienes se casan. Aun cuando las tendencias mundiales marcan que numerosas relaciones de pareja terminarán en divorcio, hay varias personas que continúan casándose. Prevalece la idea de encontrar a tu pareja y al amor para construir una familia.

Los conflictos son diferentes en parejas casadas que en unión libre. Estas últimas los enfrentan de manera más abierta que quienes están en matrimonio. “Hay una especie de visualización de que cuando estás en matrimonio estás en una institución, que es algo muy formal y tienes más barreras para salir”, señala.

Cabe recordar que, de acuerdo con el Violentómetro –herramienta para detectar conductas violentas en los vínculos, desarrollada por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género del Instituto Politécnico Nacional (IPN)– este tipo de agresiones registradas en las relaciones afectivas no son aisladas, ya que se derivan de un sistema machista que brinda permisividad, protección y tolera que estos actos escalen incluso hasta llegar su grado máximo: el feminicidio.

CIMAC Noticias

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