La crush o pesadilla XG

agosto 3, 2023
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Alétheia

Por Jesús Gerardo Puentes Balderas 

En estos momentos nadie puede negar que Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz puso la pimienta y la sal en el umbral del proceso electoral 2023-2024 para la Presidencia de la República.

Antes de aceptar entrar al proceso ilegal de preprecampaña –avalado por el acorralado INE y el vilipendiado Tribunal Electoral– parecía estar definido todo en favor de la “corcholata” favorita del presidente (con minúsculas); los analistas y líderes de opinión así lo auguraban.

Ninguno de los posibles opositores: Santiago Creel, Enrique de la Madrid o Beatriz Paredes –ni incluso de los que se bajaron, como Lily Téllez o Claudia Ruíz Massieu– le quitaban el sueño a Andrés I.

Pero las condiciones y predicciones dieron un giro de 180 grados a partir del 4 de julio de 2023, fecha de registro de Xóchitl como aspirante a dirigir el Frente Amplio Opositor.

Previo al registro, la hidalguense era la aspirante natural a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, con amplias posibilidades de lograr el triunfo.

Su popularidad empezó a crecer sistemáticamente a partir del 12 de junio de 2023, día en que le cerraron las puertas del palacio para impedir que ejerciera su derecho de réplica frente a las habituales injurias proferidas en la homilía mañanera.

A modo de sorna, el 3 de julio, el Perseo de pantano vaticina que será Xóchitl la candidata de la oposición: “Fue elegida por Claudio X.” y abundó: “Porque ellos suponen que si nació en un pueblo, va a tener apoyo del pueblo”.

“Yo no lo sé de cierto” –decía el poeta chiapaneco Jaime Sabines– si los ocho millones de likes a su vídeo de lanzamiento se traduzcan en votos, ni si los ataques desmedidos del presidente (con minúsculas) y de todo el aparato gubernamental provengan de una sensación de miedo, pánico o pavor.

Lo cierto es que:

Se adueñó de la agenda pública, arrebatándosela a AMLO gracias a sus cada vez más estériles ataques. Hoy todos los medios hablan de Xóchitl –en favor o en contra, pero es ella la protagonista–. 

Cayó el interés por el proceso de las “corcholatas”; se ven solas deambulando por los aeropuertos sin que se les tome en cuenta –y, cuando ello ha ocurrido, ha sido para increparlas–.

Cada embate desde la Presidencia lo ha sorteado con ingenio, sagacidad y un fino toque de ironía.

Su popularidad en las redes sociales tiene crecimiento vertiginoso y orgánico; ergo, es hoy más conocida.

No encaja en la narrativa del mesías tropical –no obstante, éste intente, con patética desesperación, definirla dentro de “la mafia del poder” y del “conservadurismo”–.

Tiene aceptación y empatía clara con las clases medias.

Es una candidata competitiva que conecta fácilmente con el electorado y suma apoyos, lo mismo de los diversos sectores productivos que de la academia.

Ha regresado, con ella, la esperanza para quienes no comulgan con la mal llamada “Cuarta Transformación”. Por lo tanto, ya se insertó el deseable elemento “incertidumbre” como ingrediente a definir el próximo proceso electoral.

Exhibió la vocación antidemocrática y autoritaria del macuspano, quien, con tal de difamarla, no tuvo empacho ni decoro para violentar tanto las leyes electorales como el secreto fiduciario, fiscal, bancario y la mínima protección a sus datos personales, patrimonio jurídico del ciudadano que debería proteger todo gobierno.

Ha probado y puesto énfasis en el hecho que, son tan enormes la obsesión electorera del tabasqueño como su interés por conservar el poder por el poder mismo –tal como se lo dicta su trasnochado y maltrecho ADN priista–, que se olvidó de gobernar y dejó al garete la seguridad del país,  la salud de los mexicanos; la educación, ciencia y cultura configurando el desastre de Estado fallido que padecemos.

Las calumnias espetadas desde Palacio Nacional, tanto a su persona como a sus empresas, las ha enfrentado lo mismo con clase y valor que con notable civilidad, así como con pleno respeto por las leyes e instituciones de la República, haciendo uso de los recursos legales previstos en la norma como muestra de su civilidad; lo anterior, ha ensanchado el contraste con la violación sistemática de la ley realizada por el aún presidente (con minúsculas).

A diferencia de las corcholatas que están limitadas a sólo proponer la continuidad del proyecto del supremo elector de morena o de los propagandistas del régimen, ha probado ser una mujer libre de pensamiento y tener propuestas claras, sustentables y factibles.

Logró la declinación en su favor de compañeros del Frente Amplio y cada día crece la posibilidad de que todos se sumen y declinen por ella.

Su plataforma transparente y austera contrasta con el opaco, sospechoso y obsceno dispendio de las “corcholatas” que emulan así al desgobierno que, en los cinco años de improvisación, ha ostentado enorme turbiedad alrededor de los contratos de las obras emblemáticas, como los de su amigo José María Riobóo (esposo de la delincuente con toga Yasmín Esquivel)

Concluyo reiterando mi incertidumbre sobre si va a ser o no candidata o respecto de si este crecimiento en simpatías, se podrá convertir en votos; ignoro, asimismo, si logre atraer el voto de aquellos que apoyaron a López y, mucho menos, si va a ganar. Lo que sí tengo claro es que ya “hay tiro”.

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