Felipe Calderón, al banquillo

enero 17, 2023
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Por Álvaro Delgado

Ladrón desde adolescente, espía en sus inicios en el Gobierno y narcotraficante ya en el ejercicio del poder, Genaro García Luna no tiene escapatoria en el proceso que inicia en Estados Unidos, un juicio o un arreglo que también conduce fatalmente a su impulsor y cómplice: Felipe Calderón.

Calderón no solamente dejó de viajar a Estados Unidos, sino que huyó a España, como Enrique Peña Nieto y Carlos Salinas de Gortari, para implorar refugio y protección de la élite a cuyos intereses sirvió desde la Presidencia de la República.

Y desde su escondrijo en España, Calderón seguirá el proceso de García Luna, quien enfrenta una disyuntiva: Declararse culpable de los cargos de narcotráfico, lo que acreditará que el expanista designó a un narcotraficante como Secretario de Seguridad Pública –a quien le otorgó todo el poder en su sexenio-, o un juicio que destapará las cloacas del sistema político mexicano en su colusión con el crimen organizado, que incluye a prominentes miembros del Ejército mexicano.

En el primer caso, García Luna asumiría por entero la responsabilidad de sus conductas criminales y podría buscar un trato con el Departamento de Justicia para obtener una condena menos severa, pero esto lo obligaría a revelar información de quienes fueron sus superiores y protectores, fundamentalmente Calderón desde la Presidencia de la República.

Pero tampoco habría que descartar al General Rafael Macedo de la Concha, el Procurador General de la República de Vicente Fox que designó a García Luna como titular de la Agencia de Investigación Criminal, cuando éste comenzó a proteger a secuestradores y narcotraficantes, mientras combatía a otros para presentarse como un policía eficaz.

Fue con Macedo de la Concha cuando en 2005, en el Gobierno de Fox, que Garcia Luna hizo varias escenificaciones, difundidas ampliamente por medios y periodistas que reclutó para beneficios mutuos, de la liberación de víctimas del secuestro, como la del futbolista Rubén Omar Romano y de las cautivas en el rancho Las Chinitas, que detonó el escándalo de Florance Cassez e Israel Vallarta, cuyo montaje quedó al desnudo.

Y fue Macedo de la Concha quien recomendó a García Luna con Calderón, pese a que éste fue alertado, personalmente y por escrito, por otro militar de jerarquía, el General Tomás Angeles Dauahare, de sus vínculos con el narcotráfico.

El militar, quien era subsecretario de la Defensa Nacional y al final del sexenio apresado con cargos de los que fue absuelto en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, relató al cineasta Daniel Marmolejo que, en mayo de 2007, se reunió con Calderón para hablar sobre García Luna y la estrategia de guerra que inició para tratar de borrar el carácter espurio de su cargo.

“¿Qué le dije?” -refirió el General. El involucramiento de García Luna en el narcotráfico y en otras cosas. El tema importante es el del narcotráfico. Estaba enterado. Ese mismo día, ya después de eso, platicando él y yo solos, de pie a un lado de su escritorio, me refiero al licenciado Calderón, ahí le dije que su estrategia estaba mal y por qué estaba mal”,

Como este testimonio, existen otros que le atribuyen a García Luna una conducta criminal como Secretario de Seguridad Pública en todo el Gobierno de Calderon, incluida la del General Secretario Guillermo Galván Galván y el de Carlos Aguiar Retes, exarzobispo de Texcoco y expresidente del Episcopado Mexicano.

Si García Luna opta por ir se juicio, hay un inmenso volumen de pruebas de los fiscales, pero también está previsto que sean testigos contra él los narcotraficantes Sergio Villarreal Barragán, “El Grande”. Dámaso López Nuñez, “El Licenciado”, Edgar Valdez Villarreal “La Barbie” e Iván Reyes Arzate, enlace de la Secretaría de Seguridad Pública con agencias de Estados Unidos,

“La Barbie”, quien sonreía socarronamente cuando fue detenido por García Luna en 2012, difundió una carta en la que acusó a Calderón de recibir dinero del narcotráfico y señaló a García Luna y a varios altos funcionarios que dependían de él de estar en la nómina de la corrupción:

“Me consta que (Calderón) ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y la delincuencia organizada, al igual que un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito, quien trabajaba con la DEA y me pasaba información, Luis Cárdenas Palomino, Edgar Eusebio Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios, Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena reciben dinero de la delincuencia  organizada y de mí”.

Según el narcotraficante, Calderón quería controlar el narcotráfico y tenía conversaciones con todos los grupos criminales, lo cual es cierto: A través de Juan Camilo Mouriño, el fallecido Secretario de Gobernación, envió al General Mario Arturo Acosta Chaparro, artífice de la guerra sucia contra los movimientos populares y armados, negociar con todos los jefes criminales, incluido Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Acosta Chaparro cumplió con la encomienda de Calderón y ofreció un arreglo a todos los capos, pero el 20 de abril de 2012 fue ejecutado a balazos, presuntamente porque había identificado y tenía pruebas de los miembros del gobierno coludidos con el narcotráfico, no sólo García Luna, sino altos oficiales del Ejército.

Esa información de Acosta Chaparro, de la que conocía Galván Galván, está también en poder del Gobierno de Estados Unidos y será usada a conveniencia de ese país en el caso García Luna, quien también hizo negocios millonarios en el Gobierno de Peña Nieto como contratista de seguridad con ganancias millonarias en dólares.

En el juicio a Garcia Luna, si lo hay o si llega a un arreglo, no hay manera de que Calderón libre su carácter criminal aun cuando sea sólo como cómplice del mafioso…

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