Estefanía Ramírez: Tierra, aire, agua y fuego bajo dominio de una alfarera

febrero 10, 2023
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Por Mariana Santos

En la calle José María Morelos, ubicada en la zona centro, destaca un inmueble con fachada rosa. Un taller de alfarería se encuentra al fondo a la izquierda. El olor de barro mojado guía al visitante hasta encontrar a Estefanía Ramírez creando una nueva escultura. 

La sensación de suavidad de la tierra mojada era la favorita de Estefanía cuando era niña. Le gustaba guardarla en botellas para después jugar con ellas. Éste fue su primer acercamiento a lo que se dedica ahora: la alfarería. 

La artesana se siente agradecida por tener desde niña esa conexión con su actual labor y por la facilidad que tiene desde siempre para realizar manualidades, que ahora proyecta en esculturas de barro rojo. 

En 2019 un ladrillero le regaló media cubeta de barro rojo. Al inicio ella no sabía manejarlo. Fernando Galván, su pareja, la puso en contacto con “Cuenco Cerámica”, donde le explicaron cómo se trabajaba con este material. 

A la artesana siempre le ha gustado hacer cosas con las manos. Anteriormente trabajaba con modelado en arcilla, pasta de sal, arcilla epoxica y arcilla polimérica; pero en julio del 2019 fue a visitar Paquimé, en el estado de Chihuahua. En esa ciudad producen barro. Observó que éste abre un mundo de posibilidades. Con él se pueden crear, entre otros productos, tazas y platos. Decidió utilizarlo. 

LOS CUATRO ELEMENTOS 

En agosto del 2019, cuando tenía 25 años, renunció a su trabajo. Se dedicaba al diseño, la fotografía y la edición de video de una empresa. Salía a las 6 de la tarde. De ahí iba a tomar clases de barro. Llegaba muy tarde a su hogar. Sentía que no le alcanzaba el tiempo para realizar sus esculturas. 

En la disyuntiva, eligió el barro. Pero el cambio no fue tan drástico. Las cosas se fueron acomodando de a poco: comenzó a vender macetas a través de las redes sociales. Ganó en popularidad y en pedidos. 

Durante este periodo Estefanía tuvo mayor conexión con el barro. Experimentaba con él para conocerlo más. Se dio cuenta de que en su trabajo se conjugan los cuatro elementos de la naturaleza: el fuego, el agua, la tierra y el aire. 

Tuvo necesidad de construir un horno. Al principio rentaba uno. Pero los hornos convencionales sólo llegan a 350 grados, una temperatura no adecuada para el proceso de cocción. Además, la limitaban en las entregas. Las esculturas o piezas no estaban a tiempo. Trabajar con el barro rojo es un proceso muy grande. 

Al inicio Estefanía compraba con unos ladrilleros su material base. Ellos le explicaron el método para escoger la tierra correcta y dónde cavar para descubrir la plasticidad adecuada; un procedimiento dificultoso. A pesar de ser éste un procedimiento de recolección arduo, Estefanía dice que eligió el barro rojo porque permite trabajarlo con una técnica noble y diferente con respecto a las demás pastas. 

Menciona que las marcas comerciales limitan la experimentación y la creación de esculturas. A todas las pastas se les llama “arcillas” o “cerámica”. Lo que las hace diferentes es el color y la temperatura: entre más roja sea la tierra, menos temperatura utiliza para hornearse. El barro se hornea entre 800 y 900 grados centígrados. Debido a eso toma ese color naranja. 

La técnica más común para usar él barro se conoce como “pellizco”. La utilizaban los primitivos para hacer cuencos u ollas. Otra forma de uso es “la palanca” que se usa con dos maderas del mismo nivel para ir aplastando la pasta. 

Estefanía consigue el barro en las ladrilleras de la colonia Ladín, pero igualmente ha picado barro para llevarlo a unos molinos que se encuentran en Monterrey, Nuevo León. Ahí le entregan el barro hecho polvo y la artesana se encarga de limpiarlo. 

En realizar una escultura sobre pedido con barro, la artesana tarda de 10 a 15 días, salvo los días lluviosos cuando la duración de secado es más larga. Esculturas como el cuerpo humano se tienen que realizar parte por parte: torso, cabeza, extremidades… pero el truco es elaborarlas al mismo tiempo para que todas las piezas tengan la humedad correcta. 

Además de trabajar con barro, Estefanía realiza grabados, recolección de naturaleza muerta e inciensos. El aprendizaje nunca termina y la artesana quiere seguir aprendiendo. 

“ESTAMOS HECHOS DE BARRO” 

En Saltillo “estamos hechos de barro”, comenta la artesana en referencia a que cada parte de esta ciudad está hecha con barro rojo: paredes, suelos, casas antiguas que rodean el centro de la ciudad; un impacto cultural que no se ha explorado al máximo. 

Como artesana, Estefanía ha tenido una experiencia dura en Saltillo, debido a que las personas creen que trabajar con barro es sencillo. No imaginan la complejidad de esta tarea. 

La artesana repartía volantes y estampas de sus piezas en mercaditos de la ciudad. Después la empezaron a invitar a exposiciones de arte. A partir del 2022 ha expuesto en varios lugares, como el teatro García Carrillo, el Banco de la antigua casa Purcell y la galería de arte Mansión Bravos. 

Su escultura más significativa la tituló “Gabinete de Memorias”. Está hecha con barro. Tiene diez aberturas, donde guarda naturaleza muerta y cuarzos que recolecta cuando sale de la ciudad. 

Realizar alfarería es trabajar con la naturaleza, tener una conexión con sus cuatro elementos: el agua, para purificar el barro; el aire que –dependiendo del clima– cuenta con un proceso de secado diferente; el fuego, que debe de estar con la temperatura perfecta; y la tierra, el elemento central que se usará. 

Desde hace tres años Estefanía trabaja en su taller “Somos Yu”, palabra zapoteca que significa “somos tierra” y que conoció gracias a su abuelo que habla esa lengua. El taller inició porque Estefanía comenzó a tener mucha demanda de sus clases de alfarería y no contaba con un espacio para realizarlas. 

Comenzó dando cursos completos. Enseñaba todas las técnicas de alfarería. Actualmente imparte clases particulares, dando el material necesario para que el aprendiz realice su pieza. El experimentar le ayuda a crecer. Descubre nuevas formas de trabajar con el barro, como pintar las piezas con tierra que ha recolectado de unas minas que se encuentran en la ruta “el musgo”, ubicada en el municipio de Arteaga.

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