La atomización de los colosistas de Coahuila, a 30 años del magnicidio

marzo 22, 2024
minutos de lectura
El asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, perpetrado el 23 de marzo de 1994 cambió la historia del país.
EL COAHUILENSE

Por Arturo Rodríguez García

El asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, perpetrado el 23 de marzo de 1994 cambió la historia del país y, por supuesto, los anales de la política de Coahuila.

Quienes gobernaban por aquel entonces eran identificados con el grupo político que llegaría al poder presidencial y, por ende, había entre ellos quienes aspiraban a la gubernatura.

Y es que, todavía en 1994, la presencia del PRI era cuasi hegemónica, los rituales de la tradición priísta –como “el dedazo”– seguían en práctica, y atinarle al elegido era un juego sexenal que garantizaba el encumbramiento.

El crimen, hasta entonces impensable desde el asesinato fundacional del PRI que nacería sobre la tumba de Álvaro Obregón, también cambió los rituales y sacudió al sistema político mexicano en el que hubo cabida para una diversidad de voces y, finalmente, una transición.

Las figuras políticas coahuilenses vinculadas a Colosio vieron transformar sus trayectorias y, en algunos casos, se reinventaron en la oposición; en otros, cerraron sus ciclos tiempo después o, en definitiva, cayeron en desgracia para no volver a la arena pública.

A 30 años del magnicidio, con Coahuila como el único estado que no ha conocido la alternancia en la gobernatura, El Coahuilense Noticias repasa la historia de quienes podían consolidar su carrera desde entonces y qué fue lo que ocurrió con los colosistas.

Compañeros de generación

Entre los colosistas, coloquialmente llamados “viudas de Colosio” después del atentado, destacan aquellos que realizaron su educación profesional en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y fueron sus compañeros de generación. 

Considerado el coahuilense más cercano al candidato presidencial, el torreonense Melchor de los Santos Ordoñez era en aquel 1994 candidato al Senado, por cierto en la última elección de senador que ganó el PRI en Coahuila hasta ahora. 

La elección de julio de ese año le permitió asumir un escaño en el que poco destacó, excepto por cierta participación en el llamado “Grupo Galileo” y, una vez concluido su periodo en el año 2000, prácticamente desapareció de la vida pública hasta su fallecimiento en 2013.

La carrera de Melchor de los Santos tuvo mayor significado para el estado, especialmente en su etapa temprana, es decir, en los setenta, cuando llegó recién egresado a dirigir la Escuela de Economía y, en poco tiempo, a convertirse en el primer rector de la Universidad Autónoma de Coahuila.

Economista también por el ITESM, Rogelio Montemayor Seguy era gobernador en funciones desde diciembre de 1993, por lo que, al asumir Colosio conforme a lo previsto en la dinámica política de la época, apenas cumpliría un año en el cargo.

Sin embargo, se le atribuía una cercanía tal con el candidato presidencial que en los corrillos coahuilenses se planteaba la necesidad de un gobernador sustituto y hasta una posible nueva elección. 

Montemayor desarrolló la mayor parte de su carrera en la Ciudad de México y durante el salinismo logró posicionar su nombre en la entidad, amén de convertirse en diputado federal y luego senador, además de un paso breve por la delegación de la colosista Secretaría de Desarrollo Social.

Montemayor, quien conoció a Colosio durante sus estudios de licenciatura en el ITESM, y luego coincidió con él en el posgrado en la Universidad de Pennsylvania, era también próximo desde joven: ambos habrían protagonizado la protesta por los hechos del 2 de octubre de 1968 en el campus Monterrey y 15 años después formaron parte de las áreas económicas del sexenio de Miguel de la Madrid, así como de la elite entonces llamada “Los Tecnócratas” salinistas.

Montemayor terminó su periodo en 1999 como gobernador y fue designado director de Pemex, donde sería protagonista de uno de los grandes escándalos de corrupción de la transición de 2000, por presuntamente haber desviado fondos para el PRI vía el sindicato petrolero. Aunque finalmente resultó absuelto, su presencia en la vida pública se acabó.

Otro compañero en el ITESM fue Enrique Martínez y Martínez, quien llegaría a gobernador en 1999. Sin embargo, en su caso, no se reconocía una cercanía especial con Colosio, como sí se le atribuyó al actual presidente del PRI en Coahuila, Carlos Robles Loustaunau, egresado también del Tec.

Robles es originario de Sonora y fue presidente municipal de Hermosillo en 1988, cuando Colosio fue candidato a senador. Inclusive, por aquel tiempo, se le relacionaba con una operación electoral para conseguir el triunfo de Colosio, que fue llamada “Operación Manitas”.

Sonorense de origen, desde hace décadas Carlos Robles vive en Coahuila, donde hizo amigos cercanos precisamente durante su periodo de estudios en Monterrey y por haberse casado con una saltillense.

Etapa priista

Durante su etapa al frente del PRI (1988-1992) Luis Donaldo Colosio incluyó en sus equipos a varios coahuilenses que, dato curioso, terminaron en la oposición al PRI, y, actualmente, se encuentran asimilados en la llamada “Cuarta Transformación”.

Es el caso de Javier Guerrero García, quien por entonces participó activamente en el Movimiento Territorial (MT). Dicha organización fue creada por Colosio con el propósito de recuperar organizaciones populares que en 1988 se identificaron con el neocardenismo en la elección presidencial de aquel año.

Guerrero fue uno de sus fundadores y organizadores, como segundo de a bordo que fue en su calidad de secretario de Organización del comité nacional emetista.

Con una carrera priista hasta 2016, cuando renunció inconforme por la sucesión tricolor a la gubernatura y contendió como candidato independiente, Guerrero llegó en 2018 a Morena, partido que al ganar la Presidencia lo colocó como funcionario del Instituto Mexicano del Seguro Social, donde permanece hasta ahora.

El paso de Colosio por la dirigencia nacional del PRI tuvo entre otras características la creación de nuevas organizaciones y, no sobra decirlo, el interés de éstas era recuperar espacios perdidos, pues, así como el MT pretendía traer de regreso a los movimientos sociales, en el otro extremo la identificación de los jóvenes de las elites empezaba a cargarse al PAN.

La solución de la dirigencia colosista fue crear una organización de jóvenes en edad universitaria de instituciones privadas, algunos de estos relacionados con los Tecos, las Organización Nacional El Yunque y los Legionarios de Cristo, fuera de la estructura formal, como organización adherente que dio en llamarse México Nuevo.

El dirigente fundador de esa organización fue el torreonense Ricardo Mejía Berdeja, quien meses después del asesinato de Colosio regresó a Coahuila para convertirse en diputado local y dirigente de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) bajo los auspicios de Rogelio Montemayor. 

En 1997 renunció al PRI, inconforme por la selección de candidatos a diputados federales y a partir de 1999 inició su peregrinar por diferentes partidos políticos: PRD, Convergencia-Movimiento Ciudadano, Morena y finalmente el PT, donde hoy milita.

Sedesol y la candidatura

El modelo de política social implementado en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fue conocido como “Solidaridad” y su estructura sirvió para prácticamente todo el aparato asistencial del gobierno de México hasta 2018.

Con gran parecido a un antecedente coahuilense, el programa “Tierra y Libertad”, Jaime Martínez Veloz ha dicho que éste último fue génesis del programa salinista.

Solidaridad dependía de la Sedesol encabezada por Colosio, y la estructura territorial que construyó enfocó a sus principales operadores en aquellos estados de la República con adversidades electorales, el más destacado era Baja California, entidad federativa en la que, por primera vez en su historia, el PRI liderado por Colosio admitió una derrota electoral cuando en 1989 ganó la gobernatura el panista Ernesto Ruffo Appel.

Jaime Martínez Veloz, originario de Torreón con importante presencia en Saltillo, fue enviado a la delegación de Sedesol en dicha entidad y, como tal, fue artífice de la movilización del 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas.

Desde Tijuana, Martínez Veloz trazó una carrera política que lo convirtió en diputado federal y uno de los miembros más destacados de la Comisión para la Concordia y Pacificación en Chiapas, participe en la construcción de los Acuerdos de San Andrés y, posteriormente, en el cuadro del PRD, aunque con varios desempeños en el servicio público; actualmente es candidato a diputado federal plurinominal por dicho partido.

En campaña también, otro coahuilense destacado –aunque radicado en la Ciudad de México desde hace décadas– que se posicionó desde su desempeño en el PRI colosista fue Federico Berrueto Pruneda, quien era coordinador de Planeación de la campaña de Colosio y como tal se mantuvo con el sustituto y futuro presidente Ernesto Zedillo.

Berrueto Pruneda actualmente es uno de los directivos senior del Gabinete de Comunicación Estratégica.

TE PUEDE INTERESAR:


 

For the next hour, sit quietly and we will control all that you see and hear. You are about to participate in a great adventure. Image by 愚木混株 @Cdd20

There is nothing wrong with your television set. Do not attempt to adjust the picture. We are controlling transmission. We will control the horizontal, we will control the vertical. We can change the focus to a soft blur or sharpen it to crystal clarity. For the next hour, sit quietly and we will control all that you see and hear. You are about to participate in a great adventure. You are about to experience the awe and mystery which reaches from the inner mind to the Outer Limits.

There were six people who loved to watch television, but they didn’t like what they saw. Armed with determination and a strong will to change the course of television, they wrote their own shows, but that wasn’t enough, they had to sell them. They went straight to the networks, but the networks were not ready for them. But did that stop them? No. They built their own network and they liked what they saw.

Arturo Rodríguez García

Director en El Coahuilense y Notas Sin Pauta; reportero en la revista Proceso y columnista en El Heraldo de México.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Síguenos en

Versión impresa

Don't Miss