Redacción El Coahuilense
Por Luciano Campos Garza
Cronos, 1993
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En su presentación como director, el genio Guillermo del Toro hizo una película corta en duración, aunque ambiciosa en temática, con vampiros a la mexicana.
El drama de terror, suspenso y ciencia ficción recoge algunos elementos del universo borgianos al presentar, de inicio, un viejo alquimista que había creado un dispositivo que le proporcionaba a su poseedor la vida eterna. El aparato reaparece en la ciudad de México cuatro siglos después y es la codicia de un hombre moribundo, que se lo disputa a un anticuario que lo tiene y quien disfruta de sus invaluables beneficios.
La narrativa es vertiginosa, con Ron Perlman como el inescrupuloso perseguidor de quien tiene la maravillosa máquina que da vida, energía y juventud. Se ve que el director se empeñó en hacer una obra estilizada, llena de escenarios sombríos.
Con una atmósfera gótica y con mucho ingenio para los efectos especiales, principalmente de maquillaje, Cronos compacta las obsesiones de Del Toro, como el horror superado a la muerte, y el rebasamiento del umbral del dolor, que luego traerá joyas como El Laberinto del Fauno y su obra maestra La Forma del Agua.
Es un excelente ejemplo del cine mexicano que resurgía en la década de los 90.
(R. Restringido; menores de 17 deben estar acompañados de sus padres)
@LucianoCamposG
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