Calakmul en crisis hídrica

abril 13, 2024
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Por Arturo Rodríguez García

Fue en enero de 2022 cuando, por los resultados del proceso de consulta indígena por el Tren Maya, se anunció la rehabilitación del Acueducto López Mateos en el municipio de Calakmul, Campeche. Pretendidamente, el proyecto sería en beneficio de miles de habitantes de la zona.

Cosas de este sexenio, el proyecto recayó –faltaba más– en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y prometía marcar un antes y un después en el suministro de agua para más de 70 mil habitantes. Sin embargo, esa zona campechana, sigue en el antes, muy a pesar de las expectativas y la culminación de las obras, porque el acueducto aún no ha podido entrar en operación y cumplir con lo prometido. 

Y es que, aunque ya pasaron dos meses desde que la Sedena finalizó la construcción del acueducto (que incluyó 99 kilómetros de tubería, dos nuevos pozos profundos y la rehabilitación de tres más, junto con plantas de distribución y rebombeo), el vital líquido aún no llega. 

La razón: la Conagua y la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del estado (CAPAE) aún no han asignado los recursos para reparar el Sistema Municipal de Agua Potable (SMAPAC), el cual depende directamente del presidente municipal, Luis Enrique Alvarado Moo.

De acuerdo con fuentes de la Sedena consultadas al respecto, la red secundaria de distribución de agua está fuera de servicio debido al deterioro de sus tuberías, tanques elevados y equipo de bombeo, problemas que el SMAPAC no ha tenido los recursos ni el cuidado necesario para solucionar. 

Hace días, personal de la Sedena que traía la inquietud porque les fueran a cargar la inoperancia, realizó una visita a los tanques de almacenamiento TD1500 y PD-X. Dicha visita reveló que, aunque el acueducto ya funciona y lleva agua a dos plantas de dispersión en Xpujil, la falta de aprobación del presupuesto para obras secundarias dentro del programa Pro Agua, que involucra recursos de Conagua y del gobierno estatal, serían la principal razón de la inefectividad de la obra.

En síntesis: la Conagua y el gobierno de Layda Sánsores no aportaron el dinero para consumar el megaproyecto al sistema municipal.

Para agravar la situación, en lugar de resolver las trabas presupuestales se han empeñado en mitigar el déficit a través de un programa emergente de reparto de agua mediante camiones cisterna, un procedimiento que ha sido insuficiente y de calidad cuestionable, provocando indignación ciudadana.

No es para menos porque la medida temporal, lejos de ofrecer una solución, enfatiza la carencia de una estrategia a largo plazo para el abastecimiento de agua en Calakmul.  Disciplina política al viejo estilo, la inacción del presidente municipal raya en lo servil. Y si bien es cierto que difícilmente confrontará a la gobernadora y a Conagua, también lo es que, además de la falta de presupuesto, la ausencia de personal capacitado para operar y mantener adecuadamente el sistema de distribución local, es reflejo de su mala y deficiente gestión. 

Adicionalmente, pobladores han denunciado que, a consecuencia de la falta de agua se ha desarrollado un mercado clandestino para la venta del vital líquido a través de pipas. Estas pipas obtienen el recurso de manera ilegal, al aprovechar tanto el acueducto como los jagüeyes presentes en la zona, los cuales recolectan el agua de las lluvias y actúan como sistemas comunicantes para acumular este recurso.

Sin duda, aunque la rehabilitación del acueducto Adolfo López Mateos-Xpujil se presentó como una oportunidad para mejorar significativamente la calidad de vida de miles de habitantes, la realidad es que sin una buena administración y una visión integradora que abarque todas las fases del proyecto, desde su concepción hasta su ejecución y mantenimiento, proyectos tan necesarios como este acueducto corren el riesgo de quedarse cortos en cumplir con su potencial transformador.

A esto súmele que las constantes fallas en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de Manuel Bartlett, imposibilitan que funcionen los servicios de telefonía celular, así como la conducción de agua a lo largo de los casi 100 kilómetros del Acueducto, y que dicha comisión carece de personal, vehículos y equipo suficiente para atender las fallas (sobre todo en el turno nocturno). 

La cuestión de fondo es que en Campeche no se está garantizando el derecho al agua para los habitantes de la zona, pero también se abolla una vez más el emblemático megaproyecto ferroviario del sexenio porque, la entrada en operación de las estaciones, paraderos y hoteles sociales del Tren Maya, como el de Calakmul, dependerán de la misma línea eléctrica, lo que hace urgente su rehabilitación para incrementar la capacidad de suministro si el presidente López Obrador pretende cerrar con el ferrocarril y sus obras accesorias en funcionamiento.

AGARRÓN MORENISTA

A diferencia de lo que ocurre en todo el país, la fórmula abanderada para contender por Morena-PT-PVEM al Senado de la República, en Coahuila, está en franco agarrón.

La historia en breve es una instrucción del INE que al iniciar el período de campaña bajó del primer al segundo lugar a Luis Fernando Salazar, el expanista que hoy luce color guinda. Al primer lugar subió Cecilia Guadiana, hija del finado Armando Guadiana Tijerina, quien ya se veía segura con un escaño hasta que el pasado miércoles, el Tribunal Electoral echó para atrás la instrucción del INE en solución a un litigio formulado por Salazar y Morena, el partido que dirige su protector y amigo, Mario Delgado. 

Ahora, Cecilia Guadiana litiga para recuperar la primera posición marcando una ruptura con su compañero de fórmula a quien, no sin razón, acusa de haber dejado de hacer campaña mientras estuvo en el segundo sitial. La razón del desencuentro es que Coahuila es uno de los pocos estados donde difícilmente Morena obtendrá votación mayoritaria.

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