El regreso de Ramírez Cuéllar

marzo 9, 2024
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Arturo Rodríguez García

Los reacomodos y los arreglos que debieron darse después del triunfo de Claudia Sheinbaum como candidata de la coalición encabezada por Morena, centraron los reflectores en el papel que jugarían aquellos a quienes quiso la jerigonza presidencial de este sexenio designar como “corcholatas”.

Claro está, la designación poco ortodoxa del dirigente de partido, Mario Delgado, como coordinador de campaña lo posiciona como uno de los políticos de mayor futuro en el previsible triunfo de Sheinbaum el 2 de junio, pero es su antecesor en la dirigencia, Alfonso Ramírez Cuellar, quien prácticamente está liderando la campaña de la candidata.

Zacatecano de origen, Ramírez Cuéllar es conocido por una ya larga trayectoria en el movimiento social, la izquierda partidista y, finalmente, en la autonombrada “Cuarta Transformación”. Fue en los noventa, cuando fundó el movimiento de resistencia en el desastre económico de 1994-1995, que dejó a cientos de miles de familias en la calle.

Es decir, se trata de un protagonista auténtico de la resistencia a uno de los períodos de crisis más invocados por el lopezobradorismo y quien, a través de los años se ha convertido en un experimentado político, tan es así que debió ser él a quien los veteranos de la izquierda asimilados a Morena, decidieron llamar al reemplazo de Yeidckol Polevnsky, quien se aferraba a la dirigencia nacional morenista provocando la primera gran crisis del movimiento que aún intenta ser partido.

Su tarea terminó a finales de 2020, luego de un proceso de renovación que dejó inconforme al hoy extinto Porfirio Muñoz Ledo quien, sin embargo, no dirigió sus invectivas contra su viejo compañero de lucha, es decir, contra el mencionado Ramírez Cuéllar.

Tras el interinato que lo convirtió en el cuarto dirigente nacional de Morena se tornó discreto y quizás muy pocos advirtieron la cercanía robustecida con Sheinbaum desde la política local en Tlalpan antes de 2018.

Ramírez Cuéllar se ha convertido en estos meses en articulador de la campaña con organizaciones de la sociedad civil y del movimiento social, así como líder la operación –“una estratégica movilización”— en el Estado de México donde en los próximos días se espera una exhibición de músculo para coronar su primera quincena en la campaña formal.

El Primoran de Torreón

Conocido por ser mano derecha de Miguel Ángel Riquelme, destacadamente en operación electoral, el priísta Shamir Fernández se fue a Morena indignado porque su otrora jefe y padrino no le favoreció con la candidatura a la presidencia municipal de Torreón en 2021.

A dos años de distancia, Shamir acaba de conseguir la postulación anhelada, a partir de una encuesta en la que resultó ser el más conocido de los aspirantes al abanderamiento guinda.

Resulta que la morenista fundadora, joven pero activa en el lopezobradorismo desde que tuvo mayoría de edad, Cintia Cuevas, quien parejeaba en conocimiento según la encuesta, ganó en preferencia para ser candidata. Pero la toma de control del morenismo por la vía del candidato al senado Luis Fernando Salazar y su mozo de cuadra, Antonio Attolini, con la manga ancha que les ha dado Mario Delgado, siguen haciendo de las suyas privilegiando el gatopardismo político por encima de quienes han sostenido la lucha de la 4T.

La joven Cuevas va por la diputación federal en el Distrito VI de Coahuila, mientras Fernández se convierte en otra pieza del Primoran. 

Matamoros en la mira

En Matamoros, Tamaulipas, Lety Salazar Velázquez, regresa al área política como candidata a la alcaldía por la coalición PRI-PAN.

Polémica pero bien aprobada por los habitantes de ese neurálgico puerto-frontera, Lety va con una propuesta centrada en la seguridad, asunto este que fue lief motiv de su anterior desempeño como alcaldesa.

Ya en el pasado, Lety se ha convertido en una figura incómoda para las cúpulas políticas del PRI y luego del PAN. Hoy lo empieza a ser para Américo Villarreal pues de ganar la elección en la “cinco veces heroica”, se coloca en línea directa a la candidatura al gobierno estatal.

Matamoros, sin embargo, como la mayoría de las fronteras, tiene problemas tangibles que competen estrictamente al ámbito municipal como lo son la carencia de servicios básicos y el deterioro urbano. Nada comparable, por supuesto, al asunto de la seguridad debido a la histórica presencia de delincuencia organizada que afecta la tranquilidad y la economía local, por la violencia y por el cobro de cuotas a los comerciantes, así que el reto es grande.

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