El gobierno de Diego Sinhue dejó abandonada, en 2020, una barda de 104 mdp, que se suponía se convertiría en el nuevo Instituto de Formación en Seguridad Pública del estado.
Guanajuato fue el epicentro de la violencia en el sexenio de AMLO. Según INEGI, en 2017 sucedían mil 423 homicidios. En 2020, la cifra se triplicó a 4 mil 490 y cerró 2023 con 3 mil 104.
Lejos de Sinaloa, y miren que eso ya es mucho decir, Guanajuato se convirtió, de inmediato, en el mayor ejemplo de cómo las pésimas políticas públicas de un gobernador convirtieron el 5o. PIB de México, en el corazón de la inseguridad que azota a nuestro país.
Sí, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo es el peor gobernador de Guanajuato en su historia.
Güisquito doble
Y para muestra, un botón y su casa azul, como la casa blanca de EPN y La Gaviota, y la casa gris de la “señora” que dijo AMLO “parece tiene dinero” y José Ramón López Beltrán.
Siendo la inseguridad la principal demanda ciudadana, el gobierno de Diego Sinhue dejó abandonada, en 2020, una barda de 104 mdp, que se suponía se convertiría en el nuevo Instituto de Formación en Seguridad Pública del estado. De ese tamaño la visión de gobierno.
Una barda de 104 millones, que Latinus denunció. Pero al mismo tiempo, se estaban gestando contratos millonarios que, por cierto, después del reciente escándalo de la casa azul, el gobierno de Guanajuato y la propia Libia no quieren desclasificar –redoble de tambores–, pues el beneficiario es: Seguritech.
Aquí es donde se empieza a torcer la cosa
¿Por qué? Porque según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana de Enero 2025 del INEGI, la percepción de inseguridad de los guanajuatenses es de 80.8%.
Hay razones de peso para sentirse de esa manera.
El 17 de agosto de 2022 acribillaron afuera de una farmacia en Celaya, Guanajuato, al hijo de Javier Mendoza, el alcalde en funciones de ese momento. De hecho, Celaya es una de las ciudades más peligrosas del mundo. Meses después, el 12 de marzo de 2023, el joven empresario Jair Martínez fue secuestrado en una de las principales avenidas de Irapuato y encontrado muerto unas horas después.
Aunque estos hechos parecen aislados, no hay casualidades.
En este caso, parecieran más bien pactos de sangre azul. Claro que Diego Sinhue mandó sus disculpas gubernamentales por ambos hechos, pero pues eso y nada es lo mismo.
Sinhue confirmó la canción de José Alfredo Jiménez: en Guanajuato, la vida no vale nada. No importó que hubieran acabado con la de uno de los suyos.
Lo más grave de estos dos asesinatos (no porque no sea importante una vida o las miles de vidas restantes que se han perdido) es quién estaba a cargo de la gobernabilidad de Guanajuato en esos dos trágicos eventos: la hoy gobernadora, Libia Dennise García, era la secretaria de Gobierno de Sinhue.
A Libia se le descompuso Guanajuato. Tenía en sus manos la estabilidad del estado, el balance de las cosas. No pudo. Se escudaban en el fiscal Zamarripa, pero las decisiones de seguridad las tomaban Diego Sinhue y ella. Los resultados están a la vista.
Y los guanajuatenses tienen terror, porque ya conocen a Libia.
Siendo gobernadora en funciones, el 15 de diciembre de 2024, asesinaron en la autopista de Celaya, a plena luz del día, al pionero del vino en Guanajuato, Ricardo Vega, dueño de Cuna de Tierra. Todo indica que no quiso someterse al derecho de piso impuesto en muchas zonas del estado, ése que todo mundo sabe, pero que el gobierno parece no escuchar.
Si no pudo como secretaria de Gobierno con Sinhue, Libia no puede como gobernadora. No importa que quieran tapar el sol con un dedo. No importa que juegue a la ‘4ta transformación azul’, con su tarjeta rosa de 500 pesos mensuales. Guanajuato sabe que Libia nació del miedo, de la soledad. Su único trabajo era cuidar a Diego.
¿Qué va a pasar con Libia y Diego tras salir a la luz la casa azul?
Fuerte doble
La cosa no termina ahí. El mensaje es clarísimo: Diego Sinhue sigue mandando en Guanajuato, porque el dinero del estado es suyo. Mejor dicho, está en control de uno de los suyos.
Baste decir que Libia y Diego comparten un mismo hombre de confianza: Héctor Salgado, secretario de Finanzas de ambos.
Sí, el hilo conductor de la casa azul pasa por la Secretaría de Finanzas. Misma chequera, mismo hombre. Y llama la atención que aunque Seguritech tiene contratos en muchos otros estados de la República, de todos los colores, sólo existe una casa azul, con Jeeps de lujo estacionados al frente, con placas del estado.
Luego entonces –agárrense–, Sinhue controla no sólo el presupuesto de Guanajuato. También controla el PAN. Aldo Márquez fue impuesto como presidente estatal. No importó que los panistas impugnaran, porque saben que Aldo quiere la alcaldía de León en 2027, con pocas credenciales y un enorme riesgo de derrota.
¿Qué demonios está pasando en Guanajuato?
¿Será que Libia busca entregarle el estado a Morena?
Si no es así, ¿por qué no abrir los contratos de Seguritech y transparentar qué le vendieron a Guanajuato, para entender por qué se disparó la inseguridad con Diego?
¿A qué le tienen miedo? Si panistas sí han habido en la cárcel; ahí estuvieron Padrés, de Sonora, y Reynoso Femat, de Aguascalientes.
La caída de la capital del panismo es un hecho, porque la entrega será la única opción –inhale y exhale–, a menos que se atienda de frente este asunto.
Es evidente que los panistas guanajuatenses no aprendieron de la historia mexiquense. Cayó el Edomex y se acabó el PRI.
¿Gobernadora Libia, eres azul o guinda? Defínete, pues todo está a la vista de México y de Houston.
Y como no todos son iguales, déjenme contarles que Mérida contigo es mejor.
Ceci Patrón, presidenta municipal, está operando para cuidar a los vacacionistas y familias meridanas y seguir siendo el paraíso del estado a pesar de la ‘4T’ y de Guacho como góber.
Así pues, habrá un amplio despliegue de camionetas antimotines, patrullas, cuatrimotos, vehículos eléctricos, escuadrones de motociclistas con recorridos permanentes, a los que se suman 12 nuevas unidades proporcionadas por la Secretaría de Seguridad del estado.
¡Ah, y habrá también alcoholímetros, en distintos puntos del centro histórico y 10 botones de alerta 24/7, eh!
Y no es por presumir, dice Ceci, pero sí es para presumir, pues Mérida es una de las capitales con menor incidencia delictiva, pues registra sólo 100 delitos por cada 100 mil habitantes vs. los 632 delitos que es la media a nivel nacional, según los datos de la incidencia delictiva de junio del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
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