Ciudad de México.- Rosa Icela Rodríguez estará al frente de la Secretaría de Gobernación para el sexenio entrante que corre a cargo de la presidenta electa virtual Claudia Sheinbaum Pardo y aunque el anuncio generó posturas diversas entre los medios de comunicación, el sexismo terminó por relucir tras el anuncio y que, como pólvora, corrió luego de que el comunicador Enrique Hernández, refiriera un hilo vía X: «De niñera de los hijos de AMLO a secretaria de Gobernación. Sobre la nueva titular de la Segob».
Con una columna dedicada a pedir disculpas y un post eliminado, el tema quedó zanjado, sin embargo, la conversación y el cuestionamiento sobre la palabra como la primera base de la violencia persiste, esto como parte de una acción reivindicatoria en contra de los entramados simbólicos sexistas y machistas que perpetúan un sistema desfavorecedor en contra de las mujeres.
Para partir de esto, se debe mirar desde dos perspectivas: El desdén hacia el trabajo de cuidados remunerado y el poder del lenguaje de periodistas y líderes de opinión para acrecentar la violencia política en razón de género.
Eso sí, es importante señalar que, aunque Enrique Hernández retomó información de Emeequis donde se señala a Rosa Icela de «niñera» como componente desvirtuador, se refrenda la responsabilidad de cuestionar a qué discursos se les da cabida y cuáles no deben repetirse en ningún espacio.
El reconocimiento al trabajo ajeno: cuidadoras remuneradas
De acuerdo con la publicación de las Naciones Unidas Dónde trabajan las mujeres: Ocupaciones y sectores en los que predominan las mujeres, las mujeres ocupan más del 90% de los empleos feminizados a causa de la división sexual del trabajo, siendo los trabajos dedicados a la limpieza, la cocina, la enfermería y por supuesto, los cuidados, las principales áreas donde la mujer se desempeña.
Además, la ONU advierte que son las mujeres quienes dejan una huella importante en el trabajo asistencial, pues a nivel mundial, representan el 67% de la mano de obra dedicada a cuidar de personas enfermas, adultas mayores y por supuesto, niñas y niños.
Las niñeras -cuidadoras remuneradas*- en México y el mundo, ejercen una labor diaria que es vitalicia para el correcto andar de todas las sociedades; ser cuidadora no es, ni será, un adjetivo que descalifique las cualidades y capacidades de las mujeres.
Esto último se encuadra con el Manual de Comunicación no Sexista escrito por Claudia Guichard Bell, que refiere que toda distinción de cualidades consideradas estereotípicamente femeninas -como «la niñera»-, es el argumento natural que intenta apuntar a una supuesta inferioridad, siendo así, que consecuentemente se infiere que los hombres son los únicos capaces de ejercer y desempeñar el poder.
Violencia política en razón de género desde la palabra
Esta semana, el Instituto Nacional Electoral dio a conocer la cifra de 498 quejas o denuncias por violencia política en razón de género, siendo la medida cautelar más pedida la eliminación de contenido en redes sociales, pues por este medio se cometen 8 de cada 10 ataques.
Asimismo, son los medios de comunicación, personas comunicadoras y miembros de partidos políticos quienes representan el 24% de los sujetos responsables de la violencia política en razón de género; 75%, de todos los casos, son efectuados por hombres.
El INE pauta que todo acto u omisión que menoscabe o anule el derecho político – electoral de las personas en razón de género, es considerada una violación directa a sus derechos humanos.
Pero ¿realmente es para tanto hablar de esto? La respuesta concreta es sí.
La jurista feminista Alda Facio señala que, una manera de perpetuar la falsa creencia de inferioridad es a través de tres pilares:
Significados negativos atribuidos a las mujeres y sus actividades
Estructuras que excluye a las mujeres
Y finalmente: La expresión en el lenguaje que devalúa a las mujeres dándoles a ellas, menos prestigio y reconocimiento por sus labores, productos, roles y entorno social.
Es así que podemos acercarnos a la siguiente afirmación: Lo que consumimos en los medios de comunicación, no es ajeno a nuestra realidad, sino un reflejo de la misma.
O en palabras de Estela Serret, teórica feminista autora de El género y lo simbólico. La constitución imaginaria de la identidad femenina.
“Cuando el lenguaje nombra, inevitablemente delimita, ordena, clasifica y valora; genera significaciones que existen como tales gracias al lugar que ocupan entre otras significaciones; produce, por tanto, una realidad cultural allí donde solo había naturaleza, que es el reino del sinsentido”
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