Ecos del refugio y la migración en México

julio 9, 2024
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La migración y el fenómeno de refugio son temas de profunda relevancia en la actualidad coahuilense.
EL COAHUILENSE

Por Gonzalo Villanueva Ibarra/CEDIL

La migración y el fenómeno de refugio son temas de profunda relevancia en la actualidad coahuilense. En ese contexto en el CEDIL no podría pasar desapercibido que el 22 de junio último se celebró el Día Internacional del Refugiado. Más allá de las estadísticas, testimonios como el de Omar, un joven salvadoreño de 24 años, destacan la compleja intersección de la violencia, la política y el derecho internacional.

Mientras por las mañanas estudiaba ingeniería en sistemas en San Salvador y por las noches era bartender, Omar enfrentó una decisión que determinó el curso de su vida: huir para salvarla.

Me cuenta su historia como parte de un trabajo de investigación que busca recoger los testimonios de personas en movilidad, particularmente de las que solicitan refugio en México.

La trágica historia de Omar comienza con la deserción de su hermano de una pandilla local, seguida por su asesinato tras buscar protección de la policía. Este evento cataliza las amenazas contra Omar, impulsándolo a buscar refugio en México. Ese caso ilustra un patrón alarmante de violencia y colusión entre pandillas y autoridades, una narrativa común en muchas regiones de Centroamérica.

Al final de su testimonio, Omar me cuenta que decidió comenzar con su trámite de refugio en búsqueda de tranquilidad y con eso en mente fue que encontró a Saltillo. 

¿Qué nos dicen las estadísticas respecto de las personas en movilidad?

De acuerdo a la definición de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), debe entenderse por refugiado a las personas que huyen del conflicto y la persecución. Su condición y su protección están definidas por el derecho internacional, y no deben ser expulsadas o retornadas a situaciones en las que sus vidas y sus libertades corran riesgo. La organización internacional calcula que en todo el mundo alrededor de 27.1 millones de personas viven esta temible realidad.

En México este fenómeno cobra una vigencia considerable, desde 2013 a mayo del presente año 596 mil 642 personas han solicitado refugio. Las cifras reflejan que 2023 fue el pico de solicitudes en la última década, con 140 mil 854 solicitudes, siendo la cantidad más alta de la última década. 

Para los primeros cinco meses de 2024 se contabilizan 36 mil 860 solicitudes de refugio, esta reciente disminución está influenciada por políticas más estrictas de Estados Unidos. No obstante, la urgencia de la situación no ha disminuido.

De acuerdo con el Latinobarómetro, en México se ha cambiado favorablemente la percepción frente a los inmigrantes. Por ejemplo, 51.3% de los mexicanos consideraba en 2020 que los inmigrantes podrían causar un aumento del crimen; para 2023 la cifra se redujo a 38.3 por ciento. 

En líneas similares, 55.4% consideraba en 2020 que los inmigrantes no beneficiaban a la economía del país; en 2023 se redujo a 43.6%; al mismo tiempo, 51.3% de los mexicanos consideraba en 2020 que los inmigrantes no mejoraban al país con su cultura e ideas, pero para 2023 la cifra de esta creencia se redujo a 36.4 por ciento. 

Finalmente, 59.9% de los mexicanos consideraba en 2020 que la llegada de inmigrantes los perjudicaba, para 2023 el porcentaje se redujo a 50.2. 

Sin embargo, estas cifras también revelan una persistente polarización en las opiniones.

Una mirada cercana a la dinámica de movilidad en la entidad

Le llamé a Cesar Barranco, quien funge como coordinador de Proyectos en la Casa del Migrante Saltillo, me dice que espere un momento, se encuentra en el albergue y todo es medio caótico: llegadas, orientaciones y representaciones legales le apuran al mediodía de un martes. 

Discutiendo el panorama con César, destaca la influencia mediática en la percepción pública sobre la migración. Él señala que los retos persisten, pese a una mejora en la percepción desde la caravana migrante de 2018, donde el fenómeno cobró una relevancia más mediática con un claro mensaje político. Previo a este momento la movilidad en México se percibía como un ingreso más irregular, casi invisible, aunque los datos duros reflejan una dinámica creciente en las últimas dos décadas.

César menciona que el reciente posicionamiento de Joe Biden respecto del retiro de razones humanitarias y la severidad de las políticas estadunidenses ha llevado a cambios en la dinámica migratoria. Sobre todo porque se redujo el número de personas que pueden ingresar por los puertos fronterizos. Esto ha incrementado los tiempos de espera para las personas que esperan respuesta a su solicitud de asilo político.

Este panorama causa una sensación donde las vías legales para que las personas accedan al refugio en Estados Unidos se estrechan mientras que las sanciones se incrementan. Lo que lleva a que la frontera norte de México tenga un aumento de las personas que están en tránsito; ejemplo de ello es el puerto de entrada en Piedras Negras.

Para las personas en movilidad se vuelve insostenible permanecer tanto tiempo en la incertidumbre. Por esta razón muchas buscan otra ruta, hacia Ciudad Juárez, por ejemplo. Desde la Casa del Migrante se han percatado que muchas personas optan por la zona metropolitana de La Laguna para subir por Chihuahua. 

Las personas en movilidad no desestiman su ingreso a Estados Unidos y eso los lleva a la divergencia de alternativas. César argumenta que este fenómeno no va a parar, aunque haya restricciones más fuertes. Incluso menciona que las declaraciones de las políticas estadunidenses funcionan como mensajes de llamada, donde las personas aceleran su tránsito para prevenir los efectos de estas normativas. 

Para César, la región noreste de México tiene mayor aporte humanitario a las personas en movilidad en comparación con la zona del sur del país. Sin embargo, no deja de mencionar que muchos desconocen las causas por las que estas personas salen de su país.

A inicios de este siglo se tenía la idea de que los migrantes salían para “buscar una mejor vida económica”. Sin embargo, cada vez más los flujos migratorios se deben a dinámicas de violencia. 

César concluye destacando la importancia de abordar la migración desde una perspectiva de derechos humanos, así como la necesidad de políticas más comprensivas y humanitarias, al igual que la necesidad de un discurso público más informado y menos polarizado. 

De esa manera vale la pena cuestionarnos: ¿qué derechos tienen las personas en movilidad? Es necesario reafirmar su experiencia y garantizar la seguridad en su tránsito por México e incluso que pueda favorecer su integración en términos de acceso a servicios de salud, educación, empleo, recursos económicos y vivienda.

Es necesario contar con una imagen más completa de las dinámicas de movilidad y refugio: no como fenómenos aislados, sino como indicativos de las tensiones sociales, económicas y políticas que muchas naciones enfrentan hoy en día. Mientras el mundo observa, y a menudo debate, la realidad subyacente es que detrás de las estadísticas hay relatos humanos que exigen atención.

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