Por Kristel Reyes
Cada vez que el cielo de Saltillo se cubre de nubes y empieza a llover, la ciudad revive el problema de las inundaciones; la lluvia de las últimas semanas no sólo detonó caos vial y destrozos en las calles, también evidenció la urgencia de atender las zonas de alto riesgo.
El Atlas de Riesgo del Municipio de Saltillo, cuya más reciente actualización fue en 2024, indica que el estado ha enfrentado diversos fenómenos de origen natural que han ocasionado desastres, entre los que destacan las inundaciones.
El más reciente Atlas de Riesgo del Estado de Coahuila, que data de 2020, reporta que las lluvias causaron inundaciones atípicas y superaron la capacidad hidráulica de los arroyos.
En ese entonces las inundaciones dañaron viviendas, comercios, infraestructura pública y cultivos. Los estragos en las colonias y fraccionamientos de la ciudad hasta la fecha de ese informe estatal representaron un gasto por más de 100 millones de pesos, de acuerdo con la metodología Control Estadístico de Proceso realizada por el SPC Consulting Group.
Además de las inundaciones, los eventos más recurrentes a los que la población saltillense está continuamente expuesta son derrumbes, caída de árboles e inestabilidad de laderas. En el apartado de inundaciones de ese mismo documento se aplicó un análisis de nivel 3, debido a que este fenómeno natural es uno de los peligros más significativos para Saltillo, ya que la intensidad y frecuencia de las lluvias torrenciales combinadas con la urbanización o las posibles deficiencias en la infraestructura de drenaje representan un alto impacto en la población.
Atlas de Riesgo
Días antes de que las lluvias aquejaran la ciudad, El Coahuilense Noticias, en colaboración con el CEDIL Saltillo, investigó en el Atlas de Riesgo las zonas donde existe mayor probabilidad de inundación pluvial. A partir de lo identificado se realizaron recorridos en torno de los arroyos más peligrosos:
El Arroyo Ceballos, que está mucho más extendido a toda la zona que parte del bulevar Fundadores, Puerta del Sol (en los límites con Ramos Arizpe), Valle Hermoso y Los González; en la zona central-norte se encuentran fraccionamientos como Jardines de Versalles, Las Huertas, Villas de San Miguel, Real de la Peña, Los Pinos (2 y 4 sector) y Privada Aragón.
El afluente también pasa por San Patricio, Jacarandas y Fátima, entre otros.
Las colonias antes mencionadas corren riesgo de socavones, descargas de basura y maleza al cruce.
Por otro lado se encuentra el arroyo del Cuatro. Según el Atlas de Riesgo y algunos documentos urbanos de 2014 comienza en la Sierra de Zapalinamé, al sur de la colonia Lomas de San Francisco; cruza el Boulevard López Portillo, pasa por Ampliación Morelos, y por Los Fundadores cerca de Camino Real.
Después, la vertiente poniente del arroyo cruza por las colonias Conquistadores, Buganvilias y Postal Cerritos para luego incorporarse al arroyo de Los Pericos.
Mientras que el arroyo del Pueblo, también conocido como arroyo de la Barranca en sus tramos iniciales, desciende desde el sur poniente hasta el norte de Saltillo. Su origen va desde el ejido La Encantada, luego avanza cerca de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, entra a la ciudad por la colonia Tanquecito –cerca del sur poniente–, pasa junto al Hospital Universitario, continúa por la colonia Pueblo Insurgentes, avanza en paralelo al bulevar Vito Alessio Robles y finalmente converge con el arroyo Ceballos en la zona de los Pinos, a la altura de la carretera que se encuentra al norte de la ciudad.
En su cruce se presentan problemas de contaminación, acumulación de basura y riesgo de inundación. Esa situación exige una intervención en limpieza, canalización y el cambio en las conductas ciudadanas, pues los arroyos se han convertido en basureros clandestinos, con acumulación de muebles, escombro, llantas y diversos residuos convirtiéndose en focos de infección y, por supuesto, obstrucciones durante lluvias.
El Atlas de Riesgo de Saltillo alerta sobre un aumento gradual de las zonas de muy alto riesgo por arroyos que, estando identificados desde hace al menos una década, no han tenido intervención.
Impacto negativo
Algunos de los puntos de riesgo más peligrosos están en el periférico Luis Echeverría Álvarez, particularmente en el sector de Valle Dorado a la altura del deprimido, el cual actúa como una clase de trampa para los automovilistas.
El 1 de julio último se vivió una situación crítica al interior de una tienda de conveniencia ubicada en el cruce del periférico Luis Echeverría Álvarez y el Bulevar Emilio Arizpe de la Maza, cuando el establecimiento resultó afectado por una inundación donde el nivel alcanzó poco más de 30 centímetros.
Ante la emergencia, vía redes sociales se comenzaron a viralizar videos donde se observa a los empleados tratando de resguardar los productos y, al mismo tiempo, mantener la calma de los clientes que se encontraban en el establecimiento.
Después, el 6 de julio último la lluvia duró aproximadamente dos horas y causó múltiples reportes de emergencia, desde automóviles arrastrados por el agua, personas atrapadas en sus vehículos, carambolas de al menos 10 autos, colapso de bardas perimetrales, inundación en viviendas, socavones y vialidades cerradas.
Otro punto crítico se encuentra en el bulevar Fundadores, a la altura de la colonia Mirasierra; ahí los automovilistas quedaron varados; el 7 de julio pasado el asfalto en esa vialidad quedó dañado con bloques de concreto sueltos y socavones causados por el paso de la corriente; las vialidades como Los Pastores y Colosio se llenaron de ramas, basura, piedras y escombro.
En la zona sur y poniente se pudieron observar aguas negras invadiendo las calles y alcantarillas abiertas. En la zona donde se encuentra el parque “Línea Verde” las alcantarillas se botan, aseguran los vecinos.
“Todos siempre se quejan de que huele muy feo, y cuando llueve las alcantarillas siempre se abren y siempre las reportamos, pero nada más las arreglan, duran un ratito y vuelven a zafarse”, dice una vecina de la colonia Miguel Hidalgo.
Respuesta oficial
El subsecretario de Protección Civil de Coahuila, Ramiro Durán, confirmó en entrevista que existen zonas plenamente identificadas de riesgo por inundación, registradas en el Atlas de Riesgo del municipio y en el Atlas Estatal.
“Tenemos ubicadas diferentes corrientes de agua y arroyos que se unen en la zona norponiente de Saltillo, el área del Campestre, Country Club y otras colonias cercanas que se inundan de manera recurrente cada vez que hay precipitaciones importantes”.
Durán explicó que, pese a que en la ciudad se cuenta con drenaje pluvial, el volumen excesivo de agua rebasa la capacidad del sistema, pues el agua no sólo proviene de Saltillo, también de municipios cercanos como Arteaga y Ramos Arizpe.
“El arroyo del Cuatro, el Blanco, el río San Juan, que viene acá por Ramos Arizpe, pegado con Arteaga, todos se conectan y descargan hacia el norte de la ciudad. Después el flujo continúa hacia Ramos y lleva su cauce a la carretera antigua a Monclova”, detalla.
En cuanto a los puntos críticos que existen en Saltillo indicó que existen otras áreas vulnerables como la Aurora, donde diferentes desarrollos urbanos han obstruido el cauce natural del agua, lo que deja retenciones y desbordamientos.
Respecto de la actualización de los atlas de riesgo, Durán dijo que el registro de Saltillo está al día; se revisó hace dos años. El estatal, agregó, está en proceso de renovación.
“Nos basamos principalmente en el atlas de riesgo nacional, ahí viene toda la cartografía y los diferentes estudios históricos que van desde hace dos años, y puede aumentarse a cinco años, 10, 50 hasta 100 años. Además el atlas integra información de dependencias como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía y la Comisión Nacional del Agua. Además, el gobernador está impulsando un proyecto de fortalecimiento para Protección Civil y ahí va incluido el Atlas Estatal”, explica.
Sobre la responsabilidad de permitir construcciones en zonas de riesgo, el funcionario aclaró que los fraccionamientos habitacionales horizontales dependen del municipio.
“Protección Civil estatal sólo tiene competencia en viviendas verticales, dice la Ley de Protección Civil en su artículo 12, y la factibilidad de los fraccionamientos como el Country Club y el campestre fue autorizada por Desarrollo Urbano municipal; creo que faltó hacer el estudio hidrológico para que no tuviéramos estos detalles con las viviendas”, comenta.
Ante eventos como los ocurridos recientemente, cuando las lluvias dejaron afectaciones materiales, Durán destacó que la labor de Protección Civil es principalmente de reacción y coordinación con otros equipos de atención a emergencias.
“Con la lluvia del domingo pasado gracias a Dios no hubo personas lesionadas ni fallecidas. A diferencia de otros estados o incluso de lo que ha pasado recientemente en Texas, donde se reportaron más de 100 muertes, aquí y en Torreón todo quedó en daños materiales”.
Agrega: “Contra el agua no podemos luchar. Lo único que podemos hacer es ayudar a que siga su causa natural, que no haya objetos que puedan obstruir o que causen encharcamientos. Lo importante es la urbanización y que cada ayuntamiento sea serio y pueda hacer la recomendación a los constructores donde no puedan dar una licencia de construcción o una licencia de fraccionamiento”.
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