Por Álvaro Delgado Gómez
A sus casi 70 años de edad y con una riqueza comprometida por su gigantesca deuda de impuestos que supera los 63 mil millones de pesos —unos 3 mil millones de dólares—, el magnate Ricardo Salinas Pliego, presidente del emporio mediático, financiero y comercial Grupo Salinas, ha emprendido una guerra contra el Gobierno de Claudia Sheinbaum, después de poner fin a su convenenciera amistad con Andrés Manuel López Obrador por no lograr el perdón del adeudo que arrastra desde el Gobierno de Felipe Calderón.
A la manera de Javier Milei, el estrambótico Presidente de Argentina, Salinas Pliego se ha colocado al frente de lo que llama “la batalla cultural” en México entre la “visión autoritaria-populista”, que asocia a Sheinbaum y López Obrador, y la “visión democrática-liberal” que él dice enarbolar y con la que pretende reclutar a la despedazada oposición partidaria, intelectual, mediática y académica, nostálgica del viejo régimen.
Con este proyecto de la batalla cultural que enarbolan los “libertarios” —que en realidad son la misma derecha de siempre, que defiende los mismos intereses y privilegios—, Salinas Pliego entraría en relevo de otro oligarca, Claudio X. González Guajardo, derrotado una y otra vez desde que se asumió, en 2020, como el jefe y la mente estratégica de la oposición que, desde el año pasado, se quedó sin poder territorial, parlamentario, sin líderes ni relato, sin identidad ni proyecto, y sólo ha consolidado su carácter reaccionario.
La batalla cultural a la que convoca Salinas Pliego, y que ha proyectado en diapositivas a los empleados de sus negocios, es contra el populismo colectivista que —afirma— promueve el “resentimiento del pueblo bueno”, la “búsqueda permanente de culpables”, la “victimización del ciudadano” y “el que no transa no avanza”, mientras que el liberalismo que él dice representar promueve ciudadanos libres, educados, innovadores y en búsqueda de soluciones.
Para ganar la batalla cultural, según el plan de Salinas Pliego, “debemos crear anticuerpos sociales para resistir y ganar terrero”, ser promotores del cambio y estar siempre informados, en particular con los productos de Televisión Azteca.
Aunque con este plan Salinas Pliego busca que se le adhieran los viejos partidos PRI y PAN, con sus intelectuales y académicos que también corteja, es más probable que lo logre con Eduardo Verástegui y con Iván Peña Neder, impulsores ambos de Viva México y México Republicano, respectivamente, engendros partidarios claramente proDonald Trump.
¿Salinas Pliego quiere ser Presidente de México? Nunca ha dicho que sí, pero tampoco ha rechazado un proyecto presidencial. Con los actuales partidos políticos no llegaría muy lejos, pero tampoco se ve claro que con los nuevos pueda lograrlo, porque ni siquiera es factible que logren su registro con las asambleas que deben organizar este mismo año y con la afiliación de 250 mil mexicanos.
En todo caso, quizá lo que Salinas Pliego busca nada más es generar condiciones para su principal causa, no pagar lo que debe de impuestos, se materialice y evite de esa manera la quiebra.
Pero, una vez más, tampoco ha recibido al respecto buenas noticias: Además de no haber recibido el amparo en el Décimo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa para no pagar alrededor de dos mil millones de pesos, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hay tres proyectos de sentencia para negarle también el amparo y deberá pagar alrededor de 35 mil millones de pesos.
Si por alguna razón Norma Piña Hernández, la Ministra presidenta de la SCJN, no agenda estos tres asuntos de las ministras Lenia Batres, Yazmín Esquivel y Alberto Pérez Dayán en los próximos dos meses, los deberán resolver los siguientes integrantes del máximo tribunal.
Salinas Pliego ha litigado por años los adeudos con el Sistema de Administración Tributaria (SAT), con un ejército de abogados y con el poder mediático que ha logrado intimidar a autoridades, y quiso usar su relación de amistad con López Obrador para no pagar, como lo declaró el expresidente y como el mismo magnate lo confesó en el medio El CEO:
“Por tramposos los del SAT nos quieren cobrar el doble, y entonces yo pensé que siendo amigo de López íbamos a poder llegar a un acuerdo razonable en cuanto a que no me cobre el doble. Que me cobre una, si acaso. Pero lo que pasó es que llegamos a un acuerdo, me dijo que sí, y luego cambió de opinión”, dijo Salinas Pliego.
López Obrador contó, en marzo del año pasado, que fue Salinas Pliego quien no aceptó el descuento de ocho mil millones de pesos de impuestos de los 26 mil millones que debía en ese entonces y él se alegró de que así haya sido.
“Se le planteó y dijo no. No. Yo hasta descansé porque imagínense la sospecha que iba a despertar. ‘¿Por qué el trato preferencial a su amigo Salinas Pliego?’. Por buscar una salida consideraba buena, yo iba a quedar bajo sospecha. Sus mismos amigos de clase social iban a decir qué pasó, cómo hubo rebaja”.
Ahora el escenario es ominoso para Salinas Pliego y todo apunta a que deberá pagar lo que debe. Y sí: Que dé la batalla cultural que quiera contra los “gobernícolas”, que también releve a Claudio X. González como jefe de la oposición y que sea candidato presidencial, pero que ya pague lo que debe. Sí: Que ya pague.
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