Por Ana Castañuela y Arturo Rodríguez
Saltillo, Coahuila.- En el cruce de las avenidas Félix Cuevas y José María Rico, en la Ciudad de México, un pequeño grupo se apersonó el 14 de mayo. Eran las diputadas Blanca Lamas y Edith Hernández Sillas, y su par Alfredo Paredes, quienes habían solicitado audiencia en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, localizado en ese lugar, para denunciar a su dirigente estatal interino, Gerardo Aguado, y la manera en que condujo el proceso interno para elegir dirigente estatal.
Dos meses atrás, el 25 de marzo, el registro de Blanca Lamas, quien pretendía contender por la dirigencia estatal, resultó fallido. Había obtenido el número de firmas necesario conforme a los estatutos, pero no con la dispersión territorial de los apoyos, dejando así el camino libre y como candidata única a Elisa Maldonado, quien buscaba su reelección.
Para el día de la cita en la sede nacional panista, Elisa Maldonado ya era presidenta electa. Así que Anuar Azar Figueroa, líder del PAN en el Estado de México y coordinador nacional de diputados locales, junto con el secretario de Elecciones, Luis Olmedo Santiago, recibirían a los coahuilenses no para tomar sus quejas, sino para buscar una conciliación. Era una reunión privada para la que se había dispuesto un salón, los convocados y el ánimo de Elisa Maldonado y Gerardo Aguado para “arreglar las cosas”.
Al llegar a registrarse, las legisladoras y el legislador advirtieron que el dirigente interino y la dirigente electa estaban en el interior. Simplemente no entraron. Se dieron media vuelta y abandonaron el lugar. La conciliación se frustró. El grupo inconforme rompió contacto con la dirigencia nacional y responsabilizó a Gerardo Aguado del resultado de la interna panista.
Y es que existe una idea más o menos generalizada de que Aguado es el auténtico poder tras el trono albiazul en la entidad. Desde el martes 25 de marzo, en la sesión del Congreso local, la diputada Blanca Lamas evitó, por primera vez, saludar a su coordinador parlamentario Gerardo Aguado. Fue ese el día que a la diputada le negaron el registro y también cuando anunció la ruta jurídica para controvertir la elección de dirigente estatal.
Desde entonces no se volvieron a hablar y, en los tres meses siguientes, la tensión fue creciendo hasta que el pasado 10 de junio los tres (Lamas, Paredes y Hernández Sillas) terminaron por anunciar su renuncia a la fracción parlamentaria del PAN.
Bitácora de desencuentros
El PAN está disminuido. Si en 2017 ese partido estuvo a punto de romper la hegemonía priista y fue segunda fuerza electoral en el estado, hoy se encuentra en el pozo. En la pasada elección legislativa tuvo resultados tan pobres que apenas rebasó 6% de la votación, convirtiéndose en cuarta fuerza política.
Sólo por su alianza con el PRI pudo ganar los distritos que le dieron cinco curules con casos tan extremos como el de Claudia Aldrete, quien por el PAN sólo consiguió un 2% de la votación, pero ganó con 44%. Esto es que el PRI le aportó 99% de la votación.
Al año siguiente en las elecciones de Ayuntamientos, el PAN se fue en solitario y sólo consiguió ganar la alcaldía de Cuatro Ciénegas, municipio famoso por su historia, medio ambiente y oferta turística, pero con apenas unos 12 mil habitantes.
Así, en cuanto a su representación estatal, el PAN tiene un alcalde y cinco diputados locales, lo que ha llevado a que parte del conflicto interno ocurra en el escenario legislativo.
Ha sido entre las curules y estancias del Palacio del Congreso. Fue ahí, por ejemplo, donde en octubre Edith Hernández Sillas anunció primero que quería coordinar el grupo parlamentario, y luego que aspiraba a la dirigencia estatal.
Durante esas semanas de 2024, Alfredo Paredes también enfatizó la importancia de abrir las puertas del partido a nuevos líderes, pues aseguraba que había un descontento de ciudadanos y simpatizantes del partido, por lo que sugirió una renovación para evitar su extinción.
En respuesta, Aguado criticó a quienes habían demostrado interés en ocupar la dirigencia del PAN estatal e hizo un llamado a “no abonar a que se calienten antes de tiempo las cosas”.
El 6 de noviembre, en entrevista con El Coahuilense Noticias, Alfredo Paredes acusó un intento de madruguete de Elisa Maldonado y Gerardo Aguado en el proceso de renovación de la dirigencia. Sugirió que había otras mujeres con buen perfil y capacidad para contender por la dirigencia y levantar al partido, y propuso a Claudia Aldrete, Edith Hernández y Blanca Lamas.
Tras las críticas de sus compañeros, Gerardo Aguado consideró que miembros del partido se confundieron e “hicieron ruido fuera de tiempo”, advirtiendo que los inconformes desconocían las reglas, los tiempos y estatutos.
Ya en febrero, Edith Hernández descartó buscar la presidencia del PAN Coahuila. A unos cuantos días de la emisión de la convocatoria para la renovación del Comité Directivo Estatal, el 22 de febrero, la diputada Edith Hernández compartió un mensaje en Facebook en el que llamó al partido a trabajar en unidad y a “anteponer el bien común a los intereses personales”.
Expuso que la militancia se siente ignorada y que no ha sido escuchada por “personajes del comité que no toman en cuenta a otros militantes”. Además, señaló que los comités directivos municipales del Distrito 6 están descuidados. Fue la primera vez que alguien solicitó la intervención del Comité Nacional, pues aseguró que no hubo respuesta del Comité Estatal.
El 11 de marzo la diputada local Blanca Rubí Lamas Velázquez compartió que aspiraba a ser candidata a la presidencia estatal del PAN. Expresó que se encontraba en un momento en el que “podía renovar e inyectarle frescura” al partido.
Una vez que se le negó el registro, Blanca Lamas dejó de hablarle a sus compañeros de bancada e inició un proceso de impugnación.
Luego del triunfo de Elisa Maldonado, en la sesión del 6 de mayo, Gerardo Aguado presentó un punto de acuerdo y ninguno de sus compañeros de bancada lo votó en favor, pues se ausentaron explícitamente durante su intervención.
La tensión fue subiendo, así como el rumor, cada vez más extendido, de que Lamas, Hernández y Paredes renunciarían a la bancada e intentaban convencer a Aldrete de que los acompañara, pero eso sí, sin romper la alianza.
La minibancada mediática
El martes 10 de junio, sin avisarle a nadie y justo en el momento en el que se desarrollaba la Junta de Gobierno, los diputados Alfredo Paredes, Edith Hernández y Blanca Lamas se deslindaron del grupo parlamentario Alianza Ciudadana por la Seguridad (PAN-PRI-PRD) y anunciaron la creación del Grupo Parlamentario Manuel Clouthier.
La forma era contradictoria porque, hasta ese momento, sus intervenciones en tribuna se registraban como parte de la “Alianza Ciudadana por la Seguridad”.
En la rueda de prensa, los diputados del PAN anunciaron el deslinde de la alianza porque el grupo panista era encabezado por el diputado Gerardo Aguado, quien, aseguraban, no representa los intereses ni principios de la bancada en el Congreso.
Alfredo Paredes dijo que él y las diputadas eran excluidos de los procesos internos de deliberación, pues ni siquiera se les convocó a reuniones de trabajo como bancada, pese a que solicitaron a Aguado reunirse con él en diversas ocasiones.
“No hemos sido tomados en cuenta para ningún tema relacionado al PAN. Lo más grave no es eso, es que desde el día uno al día de hoy no se ha convocado a una sola junta del grupo parlamentario (…) ni siquiera para tener una reunión banquetera hemos podido tener la civilidad política de reunirnos”, expresó.
Edith Hernández fue quien confirmó la versión de lo ocurrido en el CEN y que una semana antes había informado la columna Círculo Rojo de El Coahuilense Noticias. De acuerdo en su versión, buscaron al coordinador nacional del partido, Anuar Azar Figueroa, en busca de soluciones, pero ese esfuerzo fue “boicoteado” por la dirigente estatal Elisa Maldonado y el diputado Gerardo Aguado.
Por curioso que parezca, la postura fue insistente en que seguirían trabajando con la alianza; es decir, con el gobierno y la bancada priísta, no así con la dirigencia y coordinación del PAN que se quedaría sólo con Aguado y la diputada fronteriza, Claudia Aldrete.
Aguado por su parte, se dijo dispuesto al diálogo, pero les observó que la ley no admitía crear un nuevo grupo parlamentario posterior al periodo de instalación. La idea de un proceso de expulsión empezó a circular en los corrillos panistas.
En medio de todo, El Coahuilense Noticias pudo confirmar que, tras la conferencia de prensa, no hubo acción formal de deslinde. Aunque los tres rebeldes difundieron una carta dirigida a la dirigencia nacional del PAN, poniendo copia a Luz Elena Morales, la presidenta de la Junta de Gobierno del Congreso.
Lo que no enviaron fue un oficio formal al Congreso pues, ni en Oficialía de Partes ni en Oficialía Mayor; entregaron su renuncia formal al grupo parlamentario.
En sentido estricto, fue sólo un anuncio mediático sin efectos, pero pretendidamente llamativa para la dirigencia nacional y precisamente en torno a las fechas en que la Sala Regional Monterrey del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolverá la impugnación de Blanca Lamas al proceso interno panista que dio origen al conflicto.
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