Esto para los más jóvenes

mayo 12, 2025
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FOTOGRAFÍA: ESPECIAL

Por Alejandro Páez Varela

Muchos morenistas decidieron contenerse y esperar. “Es una broma”, me escribió alguien del equipo cercano de la Presidenta. No era pregunta, no era afirmación: era una especie de “es tan absurdo que no lo creo”. La mayoría esperó, antes de emitir cualquier juicio, para ver si se trataba de una decisión de Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la capital, o de Claudia Sheinbaum. Pronto se sabría, por su propia voz, que la decisión vino de la Presidenta.

“Hay que darle una oportunidad a Adrián. A todos quienes critican les recomiendo que vuelvan a leer el capítulo del libro ¡Gracias! del Presidente [Andrés Manuel López Obrador]. A las personas se les evalúa en distintos momentos”, dijo. Fue un: cállense y lean.

Adrián Rubalcava, director del Metro con la 4T. Qué hábil es el personaje. Durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto les había parecido de tan mala calaña que se distanciaron de él; lo hicieron a un lado. La Comisión Nacional de Seguridad (CNS), dependiente de la Secretaría de Gobernación, lo había mandado investigar. Lo grabaron y una parte de esas conversaciones fueron enviadas a la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra de la Libertad de Expresión, donde estaba su causa por ataques contra medios de comunicación y periodistas. Allí, en una oficina de un metro por un metro, fue donde yo leí versiones estenográficas de las conversaciones de Rubalcava. Todas terribles. Un político de baja ralea ordenando ataques a sus opositores con distintas herramientas cibernéticas.

Acusaron a un político de violación y pederastia, en Veracruz. A otro, de ser un “marrano” porque era gordo. Un personaje de lo peor, Rubalcava. En toda mi vida como periodista no me he topado con nadie de su nivel. Si la Presidenta no mete la mano, quizás podría ser utilizado como un buen ejemplo de que “la 4T combate la impunidad y la corrupción”. Nada. La Presidenta lo abrazó. Hasta dentro de Palacio Nacional hubo exclamaciones de sorpresa. No me lo dijo “una fuente”, como dicen los periodistas que no tienen ni fuentes ni nada y quieren impresionar. Me lo dijeron dos personas con las que guardo una buena amistad.

Una sorpresa trajo otra: Miguel Torruco Garza, Hamlet García Almaguer y Citlalli Hernández expresaron públicamente su apoyo a Rubalcava con fanfarrias. Tienen 37, 38 y 35 años de edad, respectivamente. Alguno de ellos se llama a sí mismo “relevo generacional”. Vi que Emmanuel Reyes Carmona, el suplente de Marcelo Ebrard, sale en un video donde un empresario adelanta que Rubalcava va al Metro. De él no me extrañó, por ciertos datos que me dieron tiempo atrás. Los aplausos de los otros sí dijeron más cosas.

¿Qué señal recibieron Torruco, Almaguer, Citlalli y otros con el “hay que darle una oportunidad”? ¿Qué señal recibió el morenismo? Yo creo que una pésima señal. Yo sé que la Presidenta de México sabe quién es realmente Rubalcava. Y ella sabe lo que muchos pensamos de él. Es el mejor ejemplo de que la justicia en este país es rehén de la política y la corrupción. No creo que necesite tips, nada. Ella puede preguntar, por ejemplo, el nexo del director del Metro con el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México. Es un dato suelto. ¿Cómo puede Rubalcava mantener por ejemplo el acoso judicial que ejerce contra muchos, si no es con aliados en el Poder Judicial? Si la Presidenta no lo sabe, tiene quién se lo informe.

¿Qué señal recibieron Torruco, Almaguer y Citlalli, de 37, 38 y 35 años de edad? La misma señal que recibieron Luisa María Alcalde Luján, de 37 años, y Andrés Manuel López Beltrán, de 39 años. La Presidenta, de 62 años, personalmente se encargó de mandar su carta sobre la ética y la moral para después. Para otro momento. Por ahora, de lo que se trata es de ganar; de arrollar; de aplastar. Carro completo, como el PRI. De eso se trata. Pragmatismo y ya.

Y para antes de que terminara la semana, el pragmatismo se transformó en falta de respeto para la propia Presidenta. Un búmeran que da la vuelta, aunque no queramos.

La lección de pragmatismo fue transformada rápidamente en hechos por López Beltrán, hijo de AMLO. El viernes anunció:

“El día de hoy presentó su renuncia al PRI el licenciado Luis Enrique Benítez Ojeda, expuso sus motivos y decidió sumase a los trabajos de campaña en este estado. El día de hoy le entregué su afiliación como miembro de nuestro partido. Le doy la bienvenida a nuestro partido y agradezco la intención de ayudar”.

El tal licenciado Benítez Ojeda lleva años lanzando ofensas y cochinada contra López Obrador y también contra la ahora Presidenta. La última, la más conocida, es cuando escribió en sus redes sociales un mensaje contra la entonces Jefa de Gobierno de la capital: “Eres una pendeja. Es un fideicomiso con mayoría de inversión canadiense. Cuál pinche nacionalización. Estás moralmente derrotada. No serás candidata ni Presidenta. Ignorante”, dijo. Y me disculpo con Claudia Sheinbaum por tener que repetir estas palabras de un miserable que ahora es de Morena. Me disculpo porque ninguna mujer y ninguna persona se merece un ataque de ese tamaño. Nadie. Patán miserable. Llamémoslo siempre así: miserable.

Y que sepa la Presidenta que Adrián Rubalcava, el nuevo director del Metro, ha atacado con miles de bots y miles de troles y con imágenes horribles y con carreteadas de dinero a sus opositores de la misma manera y con palabras peores que el licenciadillo ese de Durango. Que sepa Claudia Sheinbaum que el mensaje horrible del miserable es poca cosa. Que Rubalcava ha destruido reputaciones y le ha robado la tranquilidad a muchas personas. A quienes se interponen con su carrera los ha acusado de pederastas, de violadores, de asesinos desde la oscuridad, sin dar la cara, recurriendo a granjas digitales y a expertos en guerra sucia; ha usado redes sociales y páginas que crea y que Google aloja y tiene varias demandas por eso.

Que sepa la Presidenta que Rubalcava fue desenmascarado ya por la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), por la Policía Cibernética, por la Secretaría de Gobernación en tiempos de Enrique Peña Nieto. Imagínense. ¡En tiempos del podrido de Peña Nieto vieron más podrido a Rubalcava! La Presidenta debería pedir los informes. Ernestina Godoy deberían turnarle el expediente que muy probablemente por corrupción escondió la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra de la Libertad de Expresión, en tiempos de Peña.

No me extraña que los más viejos izquierdistas no dijeron nada cuando salió el nombramiento de Rubalcava, y que los más jóvenes salieran rápido a felicitarlo. Pues sí. Por eso, creo, no les fue difícil ir por un maloliente priista de Durango sólo porque les acarrea votos. El ejemplo se los pone la Presidenta, por desgracia.

Y luego, carajo, darle el Metro a Rubalcava. El Metro. El vienes dije públicamente que el Metro siempre maltrata a Claudia Sheinbaum. Álvaro Delgado, colega periodista, me corrigió: o quizás Claudia Sheinbaum es quien maltrata el Metro. Tiene toda la razón.

Qué decepción. Esto para los más jóvenes: lo de Rubalcava es un error tremendo. Para mí han sido días oscuros. Releo cosas, releo algunas conferencias de AMLO y me hundo. Las consecuencias de esta decisión llegarán más lejos de lo que la misma Presidenta calcula. Qué decepción, en serio.

SinEmbargo

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Alejandro Páez Varela

Periodista, escritor. Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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