Entre la vida eterna y la lucha por sobrevivir 

julio 22, 2025
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Por Valeria Cämun

La tecnología hace todo lo posible por aumentar la esperanza de vida, al grado de aplazar la muerte lo más posible, o de ser posible, evitarla. 

Pero el sentir humano va en dirección contraria. 

En un mundo que ya no garantiza los recursos básicos indispensables para sobrevivir, como el agua, la vivienda, el trabajo digno y el alimento, aunado a las condiciones socioeconómicas que acrecientan los trastornos mentales, el individuo opta por la autodestrucción. 

Esperanza mágica 

En 1930 la esperanza de vida en México era de apenas 34 años. Para el año 2000 dio un salto gigantesco y subió hasta los 74 años. Hoy es de 75.5 años para el promedio de la población, y se espera que próximamente llegue a los 80. 

Aún así estaremos cinco años más abajo que los habitantes de otros países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), pero es un gran avance si se consideran las precarias condiciones en las que se encuentra el sector salud del país. 

Los esfuerzos a nivel mundial van encaminados hacia alargar la esperanza de vida. 

En The Next Decade, evento organizado por el Tecnológico de Monterrey,  se presentaron innovaciones enfocadas en el envejecimiento saludable, medicina de precisión y regeneración celular “para mejorar la calidad de vida y promover la equidad en el acceso a la salud”. 

Pero en la vida real, esa equidad no existe.  

México tiene una de las tasas de cobertura de salud más bajas entre los países de la OCDE: casi tres de cada 10 mexicanos están fuera del derecho a los servicios médicos. 

“La esperanza de vida se duplicó en el siglo XX, por lo que es tendencia que el siglo XXI la duplique de nuevo hasta los 150”, asegura Dario Amodei, director ejecutivo de Anthropic, empresa de inteligencia artificial.

“Ya existen medicamentos que aumentan la esperanza de vida en ratas de 25% a 50%, con efectos secundarios limitados; y algunos animales, como las tortugas, ya viven 200 años, por lo que los humanos, evidentemente, no hemos llegado a un límite superior teórico”, explica. 

Con la capacidad de procesar cantidades inimaginables de datos para encontrar la cura a enfermedades como el cáncer, la IA potenciará la revolución de la longevidad, asegura el futurista Ray Kurzweil. 

Expone: “La IA podría frenar el envejecimiento en 2032 de dos maneras: la primera es mediante el uso de nanorobots médicos capaces de reparar células dañadas y administrar fármacos directamente a la región afectada; y la segunda es la capacidad de respaldar nuestros cerebros en la nube”. 

Sí, tal como en las películas. 

Humana realidad

Los seres humanos están en su prime: hoy viven más cantidad de años que en cualquier otro momento de sus 300 mil años de historia, pero también, nunca como ahora, enfrentan una disparidad tan marcada: es probable que la pobreza extrema se haya reducido, pero la desigualdad económica en el planeta es cada vez mayor. 

Así lo informa La ley del más rico, reporte de la organización Oxfam Intermón, que revela que 1% más adinerado de la población mundial posee más riqueza que 99% restante.

Y como en muchas otras cosas, México es uno de los más desiguales a nivel mundial. 

Las brechas en la distribución del ingreso y el acceso a oportunidades entre distintos grupos son tristes y peligrosamente evidentes: niños tomando clases en un contenedor vs colegios que cobran más de 100 mil pesos el semestre; pequeños que no tienen la posibilidad de comprar un cuaderno, y otros que hacen la tarea con ChatGPT.

Y es que, la pobreza no se reduce a la falta de ingresos, sino incluye carencias en salud, educación, falta de agua limpia, alimento, electricidad y otros factores que limitan la calidad de vida.

Es la llamada “pobreza multidimensional”, donde la falta de oportunidades básicas aumenta la violencia, la migración, las adicciones, los homicidios, la depresión y los suicidios. 

El INEGI reportó que en 2023 se registraron ocho mil 837 suicidios; es decir, 1.1% del total de muertes registradas. Los suicidios fueron la 19 causa de muerte a nivel nacional, con una tasa de 6.8 por cada 100 mil habitantes.

En cuanto a violencia, en 2024 el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal informó que, de las 50 ciudades más peligrosas del mundo, 20 se encuentran en México, y siete ocupan los primeros diez lugares de la lista. 

Ahí está Puerto Príncipe, en Haití, en primer lugar al lado de Colima, Acapulco, Manzanillo, Ciudad Obregón y Tijuana, en un país que cerró el año con 30 mil 57 asesinatos; y en el que, de acuerdo con el reporte, la tasa promedio de homicidios en México en 2024 representó 40% de los cometidos en el mundo. 

Otro dato revelador es el ofrecido por la Comisión Nacional Contra las Adicciones, en donde Coahuila se encuentra entre los primeros 11 estados que más demandan tratamiento por consumo de estimulantes de tipo anfetamínico, metanfetaminas y éxtasis; mientras el consumo de tabaco, alcohol, marihuana y cristal han provocado una crisis en la salud pública.

Alejados del mundo 

“Es difícil encontrar sentido a la vida en un mundo que te dice, por todos los medios posibles, que tú no: que tú no cabes, que tú no tienes, que tú no puedes, que tú no eres bella, que tú no eres especial, que tú no eres la protagonista de nada, ni de tu propia vida”, expresa Denisse, diagnosticada con depresión desde hace siete años. Hoy tiene 29. 

“Es trillado lo que voy a decir, pero es totalmente cierto: las redes sociales te hacen sentir basura, y si tienes a la mano una tacha, una cheve o una navaja, sin duda las vas a usar”. 

La Fiscalía General de Coahuila informó que, entre enero y el pasado 6 de junio, se registraron en Coahuila 150 muertes por suicidio, de las cuales 64 ocurrieron en la región Sureste: 48 en Saltillo, 10 en Ramos Arizpe, tres en General Cepeda y otros tres en Arteaga. 

Durante las últimas dos semanas se reportaron tres intentos de suicidio, personas que amenazaron con aventarse de puentes peatonales para acabar con su vida, agobiados por distintos problemas: económicos, psicológicos y emocionales. 

Hombres y mujeres que no encuentran motivos para seguir con su vida; que es tanto su dolor, su precariedad, su soledad, sus deudas y su abandono, que buscan una salida falsa. 

“Es difícil de explicar, es como estar en un lugar muy hondo, muy, muy profundo, en donde no ves ni tus propias manos”, relata Denisse. 

Pero los ojos del mundo están puestos en otro lado: desde la obsesión por revivir especies extintas, hasta la creciente necesidad de frenar el envejecimiento y, si es posible, revertirlo. 

“Yo creo que sólo a las personas con ilimitados recursos económicos les gustaría ser inmortales, vivir para siempre, porque ni en mil años se acabarán su dinero; mientras, la mayoría luchamos por sobrevivir, en un mundo que cada vez nos cierra más las puertas”.

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