Hiroshi Takahashi
Por Hiroshi Takahashi
A tan solo un par de días de la primera e “histórica” elección judicial, en Palacio Nacional siguen preocupados por la manera en que se distribuyeron, entre las estructuras electorales de Morena, las listas de candidatos por los que “se debe” votar, y más aún por el resultado que tuvo entre los aspirantes este proceso de alineación.
De entrada, el poco cuidado con el que se transmitieron las instrucciones, palomeadas según diversas fuentes por la propia Presidenta de la República, alejan totalmente a estos comicios de la categoría de democráticos, para convertirlos únicamente en un proceso de designación partidista.
Además, la revelación anticipada de las listas de favoritos terminó contaminando las campañas y alterando la posición que creen tener los candidatos en el movimiento cuartotransformista, al grado que ya hay personajes que empiezan a hacer promesas con las posiciones que obtendrán según los también llamados “acordeones electorales”.
Claudia Sheinbaum ha sido muy enfática, desde el púlpito de su “mañanera del pueblo”, en que la elección del 1 de junio resultará un hecho inédito; pues “por primera vez el pueblo de México elegirá a quienes imparten justicia”. Es también el legado de Andrés Manuel López Obrador que debe cuidar.
El problema es que con las múltiples pruebas de que hay línea para las votaciones, que se difunden incluso a través de redes sociales, se rompe completamente el discurso de legitimidad, y se revela una estrategia del régimen en turno para colonizar al único de los Poderes de la Unión que les ha opuesto resistencia.
A Sheinbaum nada le han gustado las reacciones y el escenario que se generó con la distribución de los “acordeones”, pues de inmediato se escucharon comentarios de gobernadores y otros liderazgos partidistas que no conciben que la mandataria haya participado de esas decisiones, sobre todo porque muchos de los nombres mencionados no le benefician, son más afines a AMLO.
Y en cuanto a las reacciones y posturas que tomaron los candidatos, habrá que ver el ejemplo de la autonombrada “Ministra del Pueblo”, Lenia Batres, quien ahora se presenta en sus diversas reuniones como “la próxima presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, por aparecer en primera posición en algunas de las listas que se han filtrado.
De hecho, se asegura que Lenia y su hermano Martí Batres ya presentan como suya la estructura de Morena y que ofrecen apoyar a diversos liderazgos rumbo a la elección de 2027, para impulsarlos al Congreso y a algunas gubernaturas. Su objetivo principal es la Ciudad de México en el 2030. Incluso se comenta que los hermanos Batres se presentan como determinantes para la próxima elección presidencial, con la fortaleza que tendrán al controlar durante sus primeros años al nuevo sistema de justicia.
Prometen igualmente conseguir el próximo junio una votación histórica, que les permita también en el siguiente sexenio convertirse en personajes principales y no sólo operadores.
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