De Torreón al mundo: Eduardo Niave, la voz que cruza fronteras

julio 25, 2025
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Eduardo Niave, tenor de origen coahuilense, posando.

Por Ethel Arredondo

Torreón, Coahuila.– En los grandes teatros de Roma, Tokio o Verona la voz de un tenor mexicano resuena con fuerza, emoción y técnica impecable. Se trata de Eduardo Niave, originario de Torreón, Coahuila, quien ha conquistado escenarios internacionales sin olvidar su origen, su tierra ni aquella primera vez en que descubrió el poder de la ópera desde un ensayo con la Camerata de Coahuila.

Actualmente forma parte del prestigioso programa Emergent Artist de Opera for Peace y se encuentra en una etapa crucial de su carrera, con dos debuts importantes: uno como solista en el Réquiem de Verdi con la Camerata de Coahuila, y otro como Manrique en Le Trouvère de Verdi, en el Festival de Wexford, Irlanda.

Con una trayectoria que incluye colaboraciones con figuras como Michele Mariotti, Daniel Oren, Sofia Coppola y presentaciones en espacios como el Teatro dell’Opera di Roma, Eduardo recuerda con claridad cómo comenzó este camino.

–¿Cómo descubriste tu pasión por la ópera?

–Fue durante una producción de El elíxir de amor con la Camerata. Yo estaba en el coro, en escena, con vestuario. Fue ahí donde sentí que eso era lo mío. Me enamoró compartir ese arte con el público, con los compañeros del coro, con todo lo que implica una producción. La directora Luz Alicia fue clave para mí, igual que los solistas Edgar Villalba y Anabel de la Mora. Los admiré mucho.

Desde esa experiencia, la ópera se convirtió en su motor de vida. Eduardo entendió que no bastaba con soñar: había que buscar, salir, arriesgar. “En Torreón no había opciones para estudiar canto a nivel profesional, y eso me obligó a moverme, a salir de la zona de confort”, cuenta.

Así fue como se abrió camino en academias de Mazatlán, Monterrey y Ciudad de México, hasta llegar a Roma. Desde enero de 2023 vive en la capital italiana, donde forma parte de la academia del Teatro dell’Opera.

Retos soñados 

–¿Qué representa para ti formar parte de Opera for Peace?

–Es un honor enorme. Cuando asistí como oyente a una academia en Roma pude tomar clases y masterclasses. Ahí conocí a los directores, les canté y me invitaron a una gira por Francia. Esa experiencia me abrió las puertas para ingresar al programa. Opera for Peace impulsa a jóvenes talentos como yo y me ha dado un gran apoyo.

El camino no ha sido fácil. Eduardo sabe que la ópera es tan exigente como gratificante. La disciplina es constante. “Vocalizo, cuido mi cuerpo, hago ejercicio. Cantamos con el cuerpo, y para resistir una ópera de tres horas hay que estar fuerte. Mentalmente también me cuido: no escucho ópera por gusto. Juego videojuegos, salgo con mi familia, trato de distraerme para no saturarme”, confiesa.

–¿Qué ha significado cantar el Réquiem de Verdi con la Camerata de Coahuila?

–Fue un reto soñado. Desde hace tiempo quería cantarlo y poder hacerlo con mi gente, en mi casa, fue muy fuerte emocionalmente. No fue difícil lo vocal o lo técnico, sino controlar los nervios, las emociones. Pero el resultado fue maravilloso. La gente quedó feliz, nosotros también.

Su otro gran reto llega este año con su debut como Manrique en Le Trouvère, el rol protagónico de una ópera intensa, pasional y poderosa.

–¿Cómo describes este personaje?

–Manrique es un héroe. Es un guerrero y trovador, así que tiene esa dualidad: es fuerte, valiente, pero también romántico. Vocalmente es demandante: canta desde el inicio hasta el final, con energía, presencia. Además, lo haré en francés, lo cual implica un reto extra.

En su carrera ha compartido escenario o ensayos con algunos de los nombres más importantes de la dirección orquestal y escénica: Roberto Abbado, Dmitry Matvienko, Gianluca Marcianò, Sofia Coppola, la compañía La Fura dels Baus, entre muchos otros.

Uno de los momentos que más lo marcó fue un ensayo de emergencia en el que tuvo que sustituir a un colega en el rol de Cassio (Otello), bajo la batuta de Daniel Oren. “Ahí aprendí que uno tiene que estar siempre preparado, estudiar mucho y estar listo para lo inesperado”.

Salir y atreverse

–¿Con qué sueñas ahora? ¿Tienes algún teatro o rol en mente?

–No tengo un director soñado, pero sí me gustaría regresar al Teatro dell’Opera di Roma con un rol principal, como Cavaradossi en Tosca. También me encantaría cantar en francés Carmen y hacerlo en la Ópera de París. Y claro, seguir compartiendo mi música con México.

En el futuro, Eduardo se ve estableciendo una residencia en Europa, pero manteniendo su conexión con México. “Me gustaría tener mi casa allá y aquí, y una carrera estable en Europa. Y seguir compartiendo mi arte con el mundo”.

–¿Qué mensaje le das a los jóvenes laguneros que sueñan con una carrera artística internacional?

–Les diría que estudien, que mantengan la mente abierta. Uno puede aprender de todos. Que no limiten sus sueños a su ciudad o su estado. Que viajen, que conozcan, que se atrevan. El mundo está lleno de arte, y ellos también tienen mucho que ofrecer.

–Si tuvieras que cantarle a tu ciudad, ¿qué aria o canción elegirías?

–No podría elegir una. Cantaría cualquier cosa con la misma intención, con el mismo orgullo. Lo que importa es transmitir lo que siento por mi ciudad, por mi gente.

–¿Qué significa para ti ser coahuilense?

–Es una gran responsabilidad. Me siento orgulloso de poder representar a Coahuila en otros países; demostrar que desde aquí también podemos hacer arte, que podemos llegar lejos. Llevar el nombre de mi tierra en alto es un privilegio que agradezco cada día.

En cada nota que entona, en cada personaje que construye sobre el escenario, Eduardo Niave lleva consigo no sólo su formación y su talento, sino también la nostalgia de su tierra, el impulso de sus raíces y la certeza de que los sueños –cuando se cantan con fuerza– sí se cumplen.

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Ethel Arredondo

Ethel Arredondo es periodista con 24 años de trayectoria en medios de comunicación, entre ellos Milenio, Periódico Express, Multimedios Televisión y Heraldo Radio Laguna. Actualmente colabora en El Coahuilense, donde cubre temas como política, seguridad, cultura, salud pública y derechos humanos.

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