Jimmy Arellano, corazón y piernas de acero

febrero 9, 2024
1 min de lectura

Por Dorian Arrzúa

En el tejido de la existencia humana el deporte es más que una mera actividad física; es un vehículo para mantener una vida sana, cuidar el cuerpo y, a menudo, se convierte en una fuente inagotable de inspiración y felicidad. La historia de Jaime Arellano, conocido cariñosamente como Jimmy, personifica esta conexión única entre el individuo y el mundo del atletismo.

Con 59 años de vida, Jimmy ha acumulado 52 años de experiencia como apasionado maratonista. Su vínculo con la carrera comenzó en la infancia, en segundo de primaria en la “Justo Sierra” de la colonia Guayulera, donde su profesor de educación física detectó su talento y decidió impulsarlo hacia el mundo del atletismo. Desde entonces ha participado en una variedad de competencias, desde recorridos cortos de 100 a 400 metros hasta desafíos ultramaratónicos en montañas y sierras.

Aunque profesionalmente inició en 2008, sus cimientos en el atletismo se construyeron años antes, aprendiendo de amigos dedicados al deporte. Su evolución desde carreras escolares hasta participar en maratones de 15, 21 y 42 kilómetros, así como ultramaratones, atestiguan una dedicación inquebrantable a lo largo de los años. Jimmy revela con orgullo un récord personal de tres horas y 51 minutos, un logro excepcional para alguien de su edad y ritmo.

El atletismo no está exento de riesgos, desde lesiones hasta encuentros con animales salvajes en los ultramaratones. Jimmy comparte que enfrentarse a osos, pumas y otras criaturas forma parte de la aventura. El miedo y el riesgo son motores que lo mantienen alerta, siempre sacando lo mejor de sí mismo tanto en competiciones como en entrenamientos.

Con un futuro prometedor, tiene planes ambiciosos para su cumpleaños 60. Planea celebrar participando en ocho maratones de 42 kilómetros, una carrera callejera y un ultramaratón de 83 kilómetros en montaña. Este festejo extraordinario es testimonio del profundo amor y pasión que siente por el atletismo.

En un gesto de gratitud, Jimmy reconoce a aquellos que lo han apoyado en su viaje, desde amigos como Raúl Cerda y Saul Laureano hasta su entrenador de montaña, la figura en la especialidad José Dolores Zavala. La red de amistades que ha tejido a lo largo de su carrera deportiva ha sido una fuente constante de felicidad para él.

Jimmy se sabe también ejemplo para quienes vienen atrás de él. Su mensaje resuena en aquellos que buscan algo más allá de las victorias externas, invitando a esforzarse no sólo por ser el mejor, “sino por dar lo mejor de uno mismo”. 

“Romper tus propias marcas, respetar lo que haces y hacerlo con amor”, son las palabras finales de un atleta cuya pasión es un testimonio de la maratón incesante que es la vida misma.

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