CDMX.- Tan pronto tomó posesión como nuevo papa, al escritorio de León XIV llegó un amplio catálogo de pendientes que dejó el difunto pontífice Francisco, entre ellos el nombramiento de 153 cargos de altos jerarcas de la Iglesia en todo el mundo.
Por su proximidad con la feligresía y su relevancia en la conducción cotidiana de la vida pastoral, el pendiente que más destaca es la designación de los titulares de 92 diócesis que actualmente no cuentan con un obispo encargado y cuyo funcionamiento está en manos de administradores diocesanos con limitadas facultades.
La carencia de obispos titulares —y, por tanto, la existencia de diócesis que carecen de proyectos pastorales claros, falta de nombramiento de párrocos y retrasos administrativos— es un problema que afecta principalmente a las Américas.
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De las 92 vacancias, 40 están en el continente americano, donde habita la mayor cantidad de católicos en el mundo (alrededor de 650 millones de fieles), lo que hace más robusta y compleja la estructura del clero.
De acuerdo con el portal Catholic Hierarchy, que mantiene actualizado el directorio de la jerarquía católica a escala global, el país con más diócesis sin obispo titular es Brasil, con ocho demarcaciones; seguido de Estados Unidos con siete y de México con seis.
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En el caso de México, la vacancia más prolongada (20 meses) ocurre en la diócesis de Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde el obispo Enrique Sánchez Martínez fue transferido el pasado 11 de septiembre de 2023 a la diócesis de Mexicali, Baja California, y desde entonces no se ha nombrado a un sucesor.
México tiene seis diócesis sin obispo titular, y la más rezagada lleva 20 meses sin nombramiento
En segundo lugar (14 meses) está la diócesis de Nogales, Sonora, cuyo obispo José Leopoldo González González fue nombrado titular de la diócesis de San Juan de los Lagos, Jalisco, el pasado 19 de marzo de 2024, sin que haya designado a un reemplazo.
Las restantes cuatro diócesis tienen menos de un año acéfalas. Se trata de Atlacomulco, Estado de México, vacante desde el 3 de julio de 2024 por la jubilación del obispo Juan Odilón Martínez; y Ecatepec, Estado de México, por el traslado de Óscar Roberto Hernández al arzobispado de Tulancingo, Hidalgo, el 3 de julio de 2024.
Finalmente están la diócesis de Tampico, Tamaulipas, que está vacante desde el pasado 25 de enero debido al traslado de José Armando Álvarez Cano como arzobispo coadjutor de Morelia, Michoacán; y la diócesis de Campeche, cuyo obispo fue nombrado arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el reciente 26 de febrero.
Para monseñor José Armando Álvarez, hasta hace poco obispo de Tampico, uno de los factores que influyen en las sedes vacantes es la disminución de vocaciones sacerdotales, ya que, al no haber suficientes presbíteros, se reduce la formación de futuros obispos.
La falta de vocaciones sacerdotales limita la formación de nuevos obispos
“Desafortunadamente, la mayoría de los obispos ya se encuentran en etapa de jubilación por su avanzada edad y algunos otros fallecieron durante la pandemia de Covid-19, ya que eran personas de edad avanzada. Esto provocó una mayor crisis”, dijo el hoy arzobispo coadjutor de Morelia, en entrevista con El Sol de Tampico, el pasado 16 de febrero.
La disminución de vocaciones es un factor clave en el aumento de diócesis sin obispo
Antes de su elección como el papa León XIV, el cardenal Robert Francis Prevost llevaba dos años al frente del Dicasterio de los Obispos, entidad encargada justamente de analizar los perfiles de los candidatos a obispos, hacer consultas con los nuncios, así como con el clero local, para proponer ternas al pontífice con el fin de cubrir los obispados vacantes.
Por la naturaleza de su trabajo, es muy probable que el actual papa tenga conocimiento de las diócesis que carecen de obispo, así como aquellas demarcaciones donde es urgente nombrar a un titular.
“La Iglesia católica toma en cuenta muchas variables para elegir a un obispo”, afirma el analista Fred Álvarez, especialista en temas religiosos. “Se considera el perfil del candidato, su carrera pastoral y su formación teológica, pero también hay variables de carácter político, la correlación de fuerzas en la propia Iglesia y la urgencia de los problemas sociales”.
De acuerdo con Álvarez, de las seis diócesis mexicanas que no tienen titular, las que tendrían mayor urgencia son la de Nuevo Laredo por la agenda migrante y la de Ecatepec, por el auge de movimientos no católicos.
“La diócesis de Ecatepec es importante por el enorme crecimiento de grupos cristianos evangélicos que existe; hay que recordar que ese fue uno de los principales motivos por los que se creó esa diócesis en la década de los 90 del siglo pasado, y pusieron ahí a Onésimo Cepeda Silva, porque él era un líder carismático del movimiento de la renovación del Espíritu Santo”.
La Iglesia católica considera múltiples factores al nombrar a un obispo, incluyendo el perfil del candidato, su carrera pastoral, formación teológica, contexto político, correlación de fuerzas internas en la Iglesia y urgencias sociales
Durante una vacancia, la diócesis queda al cuidado de un administrador apostólico —sacerdote o obispo provisional—, pero carece de la plena potestad para ordenar nuevos sacerdotes o diáconos, lo que complica la impartición de sacramentos.
Según el Código de Derecho Canónico (canon 377), el Papa tiene la última palabra en el nombramiento de un obispo, pero la selección implica múltiples pasos, como conocer el punto de vista de los nuncios apostólicos (embajadores del Vaticano), quienes recaban información secreta sobre candidatos, consultando a obispos, sacerdotes y, en algunos casos, a laicos.
Se analiza la ortodoxia doctrinal, habilidades pastorales, la salud mental y física, así como antecedentes del candidato. Las ternas pasan por el Dicasterio para los Obispos en Roma y luego al papa, quien puede pedir más estudios o rechazar propuestas.
Antes de tomar la decisión final, el pontífice debe evitar conflictos entre grupos dentro de la Iglesia, analizar la relación del candidato con el gobierno, la violencia anticatólica o diversidad cultural. Gobiernos o grupos de poder pueden intentar influir, lo que obliga al Vaticano a actuar con cautela.
El horizonte para el episcopado mexicano se complica al considerar que una decena de obispos y arzobispos actualmente en funciones tienen más de 75 años, por lo que están habilitados para pedir su renuncia a la Santa Sede, lo que podría aumentar el número de sedes vacantes.
En tal situación están las diócesis de Texcoco, Estado de México; Autlán, Guadalajara y Ciudad Guzmán, Jalisco; León, Guanajuato; Tulancingo, Hidalgo; Tepic, Nayarit; Cancún, Quintana Roo; Zamora, Michoacán, y Mazatlán, Sinaloa.
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