El presidente demócrata Joe Biden y Donald Trump, su posible rival republicano para las elecciones de noviembre, realizan visitas paralelas en la frontera de EU con México, mientras buscan respaldo popular en uno de los temas más álgidos de la campaña electoral: migración.
Esta especie de duelo en Texas se produce cuando un número récord de cruces de migrantes por pasos no autorizados hacia Estados Unidos crea una gran amenaza para las posibilidades de Biden de impedir el regreso de Trump al poder.
Mientras Biden se reúne con agentes de la patrulla fronteriza y agentes del orden en Bronwnsville, Texas, el expresidente Trump llegó a Eagle Pass, unos 480 kilómetros al oeste, donde su aliado, el gobernador texano Greg Abbott, tiene parte del área fronteriza controlada con militares, desafiando la jurisdicción del gobierno federal en esa zona.
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Para Trump, los inmigrantes están «matando a nuestra gente, están matando a nuestro país», en una retórica cada vez más de extrema derecha.
Estas visitas, a menos de ocho meses antes de que los estadounidenses vayan a las urnas, resalta lo mucho que está en juego en la cuestión fronteriza mientras Biden, de 81 años, y Trump, de 77, se dirigen a una revancha.
Biden insistió a principios de esta semana en que no había planeado deliberadamente el choque de horarios con su acérrimo rival Trump, cuya retórica el demócrata ha comparado con la de los nazis.
«Lo había planeado para el jueves, lo que no sabía es que aparentemente mi buen amigo irá», dijo a los periodistas durante una visita a una heladería en Nueva York.
Biden también se negó a decir si se reuniría con migrantes después de las críticas de que no lo hizo en una visita anterior.
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