Ciudad de México.- Luego de que los dos sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón presumieran e inauguraran la expansión del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), Enrique Peña Nieto no atendió los problemas y se concentró en construir su hangar Presidencial y en poner otros parches que resultaron en daños para el erario y en señalamientos de presunta corrupción.
De acuerdo con la documentación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en la inversión al AICM, que se hizo desde 2013 a 2018, millones de pesos se fueron en contrataciones directas sin sustento; entregas sin proyectos de obra; construcciones que no se terminaron pero que sí se pagaron; obra y material a precios elevados; obra fantasma y entrega de contratos a empresas con las ofertas más costosas y mal integradas.
SinEmbargo publicó el pasado 1 de agosto que el expresidente Vicente Fox (2000-2006), prometió que resolvería la saturación aeroportuaria “para los próximos 50 años”, pero sólo sirvió para siete; que costaría 6 mil 700 millones y se elevó a 8 mil 595 millones, y que se terminaría en 2006 y se inauguró hasta 2008, ya bajo el Gobierno de Felipe Calderón.
Y efectivamente, seis años después, el propio Gobierno federal determinó que la saturación era de nueva cuenta el principal problema del Aeropuerto.
En 2014, el Programa Sectorial de Comunicaciones y Transportes señaló que el principal problema del AICM era ese luego de que en 2012 se rebasó en 52 ocasiones la capacidad máxima de 61 operaciones por hora en el campo aéreo, “lo que implicó una pérdida de competitividad frente a aeropuertos extranjeros, así como el incremento de riesgos en la seguridad, ya que no se dispone de la capacidad para atender la demanda creciente de servicios aeroportuarios; asimismo, el programa establece que se dará una respuesta de largo plazo a la demanda de vuelos en el Valle de México”.
La decisión del entonces Presidente Enrique Peña Nieto fue invertir en distintas obras, principalmente su hangar y el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) pensado en construirse en Texcoco que contemplaba el cierre de la Terminal 1, pero esos planes resultaron en dispendio. Al final, el Aeropuerto previsto en el Gobierno pasado fue cancelado al inicio de la administración de Andrés Manuel López Obrador, quien apostó por ampliar la base militar de Santa Lucia para dar cabida al Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA).
En 2014, cuando se habló de la saturación como el principal problema del AICM, la ASF informó de 111.3 millones de pesos bajo la opacidad y que en teoría fueron invertidos en distintos proyectos.
El dinero puesto en duda derivó de obras a alto costo, adjudicaciones directas; pago de material extra y proyectos que no contaron con ninguna supervisión ni en la parte de los convenios ni en la etapa de construcción.
Tan sólo de los recorridos semanales se detectaron 723 irregularidades en el Edificio Terminal y la Terminal 2. En esa revisión la ASF, en la conclusión determinó:
“La saturación en el AICM obliga a una administración de excepción para atender la demanda creciente de servicios aeroportuarios en el Valle de México”.
Pero el año siguiente, en 2015, el Gobierno federal anunció el proyecto de ampliación y modernización de la plataforma presidencial y de sus instalaciones de servicios, lo que se convirtió en un barril sin fondo para el dinero público: en su primer año arrojó un remanente de 122 millones de pesos que no se reintegró a la Tesorería Federal.
“EL JUGOSO” HANGAR
A pesar de todas las advertencias para atender la saturación del AICM, los esfuerzos se centraron en la obra para albergar y operar de manera adecuada toda la flota aérea de la que disponía el titular del Ejecutivo Federal, incluido el avión presidencial, un lujoso Boeing 787-8 Dreamliner adquirido por 218.7 millones de dólares en 2012, en el Gobierno de Felipe Calderón.
El Proyecto se entregó a las empresas que presentaron las propuestas más costosas (141 millones de pesos extra) y, además, mal integradas: Grupo Higa y SGS de México; la primera empresa estaba, sin saberlo, a unos meses de protagonizar un escándalo de presunta corrupción con Peña Nieto.
La obra estuvo a cargo del Estado Mayor Presidencial, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el AICM.
Cuando comenzaron los trabajos, el encargado era el general de brigada Crisanto García, investigado por la Procuraduría General de la República (PGR) por su probable implicación en “casos de soborno y fraude cometidos por militares”, según consta en un punto de acuerdo del día 2 de diciembre de 2014 de la Cámara de Diputados, para removerlo de su cargo.
El hangar, de acuerdo con un reportaje publicado en este medio digital, tuvo un costo (proporcional) diario de uso de 1.14 millones de pesos. Esta instalación fue pensada para dar cabida al Boeing 787-8 Dreamliner y a seis helicópteros de la Fuerza Armada de México. Contaba con un salón oficial y una sala de atención a pasajeros, áreas administrativas, de alojamiento y de seguridad, así como almacenes, comedores e instalaciones sanitarias, además de un estacionamiento con capacidad para 520 vehículos y canchas de basquetbol, frontón, futbol y squash.
De 2015 a 2017 hubo señalamientos de daño al erario por 5 millones 261 mil por material que se pagó pero no se entregó; 30 millones 145 mil pesos por gastos no justificados; 15 millones 033 mil pesos de material que se compró pero que no se utilizó; 28 millones 391 mil pesos de sobrecosto; 22 millones 489 mil pesos de compras duplicadas y 17 millones 934 mil pesos por el pago de personal para una obra del hangar que se canceló.
Finalmente, en el último año de Gobierno de Peña Nieto, la ASF publicó un documento sobre la Gestión Financiera del AICM en el que se dan cuentan de las fallas que no se limitaron a la obra pública, ya que se encontraron diferencias entre los ingresos y egresos reportados en la Cuenta Pública, los registrados contablemente y los efectivamente cobrados y pagados en el ejercicio fiscal.
Ahora, en el Gobierno actual y luego de constantes críticas por la saturación del AICM, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que la Terminal 2 sufre daños estructurales y que “hubo fraude” en su construcción, ya que se trata de una zona que tiene hundimientos.
“Hemos estado invirtiendo en mejorar el aeropuerto, tenemos que tratar el sistema estructural. Ese aeropuerto, la Terminal 2, la hicieron con [Vicente] Fox, no tiene mucho tiempo y sí tiene daño estructural y cobraron bastante. Vamos a revisar y apuntalarlo para que se proteja a la gente”, dijo el mandatario en conferencia de prensa.
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