Sobremesa | Yo no fui víctima de un error sino de un plan perfectamente ejecutado: Alejandra Cuevas

julio 2, 2025
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Por Lourdes Mendoza

Alejandra Cuevas Morán salió de Santa Martha Acatitla el 28 de marzo de 2022, tras estar 528 días injustamente privada de su libertad por un delito que NO existe y por el cual fue perseguida por Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la República.

“Me siento muy orgullosa, no tanto por haber sobrevivido la ratonera que es Santa Martha, sino por haber criado tres personas espectaculares como son mis hijos, porque ellos son los que me salvaron. A mí no me salvaron ni los abogados, ni los reporteros, ni la sociedad civil, todos ellos cooperaron, pero los que arriesgaron todo, todo, fueron mis hijos”.

¿Cómo es regresar al mundo después de estar casi dos años injustamente presa?

“Mi salida la estuve preparando los 17 meses que estuve adentro, porque un amigo tuvo a bien llevarme un artículo que decía qué sucede cuando las personas salen de la cárcel y me lo llevó para que me preparara y supiera qué me iba a pasar”.

“Un artículo aterrador, porque trataba sobre todos los síndromes que afectan a las personas que estuvieron presas”.

¿Como cuáles?

“Por ejemplo, te da miedo la noche, te da miedo la policía, te dan miedo los sonidos. Es que imagínate que de repente te meten en una burbuja de aislamiento donde no manejas, donde ya no hay tráfico, donde no hay NADA. Entonces todo te da miedo. Te da miedo que regresen por ti».

Pero Ale, tú no eres una persona normal, tú representas un antes y un después para las internas de Santa Martha…

“Desde el día uno empecé a repetir: no me van a romper el espíritu. Y no me lo rompieron. Eso fue lo que pretendió este hombre: Gertz Manero”.

“Platicando con un amigo nos preguntamos: ¿por qué fui yo? Porque era la más débil, porque yo no me apellidaba Del Mazo, porque yo no era Gabriela Cuevas, o sea, yo no tenía ningún pedigree político. Fui el jugador más débil y por eso se fue Gertz contra mí”.

¿Qué es lo que más te costó trabajo después de salir?

“Lo que me costó muchísimo trabajo fue dejar a mi mamá. Salgo con la idea de que mis hijos ya me habían salvado, que me quedaría en mi casa con mi mamá. Pero mis hijos me dijeron: te tienes que ir. ¿Cómo que me tengo que ir? Sí, te tienes que ir. ¿Pero por qué? Pues porque no sabemos qué va a pasar. Entonces, en dos semanas, se organizó todo y salí de México con una maleta en la mano”.

¿Qué sentiste al ver a tu Yaya (su madre) en el estado en que la viste?

“Eso es indescriptible. Yo dejé a mi mamá entera, guapa, se valía por sí misma; con 90 años andaba en tacones, se pintaba el pelo, se maquillaba. ¡Hasta manejaba! Y cuando la veo en silla de ruedas, era porque ya no quería caminar de la depresión. Las dos llorábamos y llorábamos. La vi viejita, era grande de edad, obvio, pero la depresión la mató. El preguntarse: ¿Por qué mi hija está presa? ¿Hasta cuándo? Fue terrible el reencuentro, pero fue peor cuando me despedí de ella, porque estaba segura de que no la volvería a ver. Murió sola, sin su familia, pues mientras mis hijos daban por mí la batalla como leones, mis hermanos y mis sobrinos, pies en polvorosa y nunca la volvieron a ver”.

¿Si ya estás libre, para qué acudir a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos en Washington?

“Porque no se vale que te digan ‘usted disculpe’ y listo. Bueno, a mí, ni siquiera me dijeron ‘usted disculpe’. ¿En qué país del primer o quinto mundo sucede esto, que el máximo órgano de justicia, la SCJN, te dé 11 votos a 0, o sea, por unanimidad dijeron que fue una fabricación, y el fiscal continúe en el cargo? En NINGUNO. Y no sólo no debe estar en el cargo: debería estar sentenciado y en la cárcel”.

“Mi caso no fue uno de error judicial. Mi caso tampoco fue una anomalía. Fue un aviso o una ventana a lo más oscuro del abuso de poder político para fines personales. Y ahora con los cambios judiciales, imagínate lo que viene para aquellos que decidan enfrentarse a un poderoso”.

¿Cómo que un aviso?

“Fue un aviso para que veas lo que es capaz el gobierno de hacer cuando alguien le incomoda. Así de sencillo. Si me pasó a mí, te puede pasar a ti o cualquiera”.

¿Decides tú solita acudir a la CIDH? ¿Cómo se hace esa denuncia?

“Ese proceso creo que ha sido el más desgastante que he tenido. Conseguir un abogado fue un milagro, pues nadie quiere enfrentarse al Estado mexicano y al fiscal. Quienes me llegaron a decir ‘va’, 1 o 2, no más, había que pagarles y no tengo con qué. Hasta que aparece la Fundación Ronita Vive, la de los LeBarón, que defiende víctimas del Estado”.

“El 11 de junio de 2025 me voy con Gonzalo a Washington y ahí presentamos la demanda contra el Estado mexicano y contra Alejandro Gertz Manero.

“Aunque son procesos muy largos, dijeron que la van a estudiar de manera priorizada por la edad del fiscal. Pero la responsabilidad que estoy buscando es la del Estado completo.

“Casi no llegamos, aterrizamos 25 minutos antes de que cerraran la oficina. Aunque comencé yo a contar la historia, fue Gonzalo quien terminó haciéndolo. Y así fue como me enteré de que cuando me detuvieron y llegaron las 25 patrullas para detenerme, él en lo único que pensó –y sigue pensando– fue en que no pudo protegerme”.

“La afectación a mi familia ha tocado a cuatro generaciones: mi mamá, a mí, a mis hijos y hasta a mis nietos”.

“Para presentar la denuncia hay que someterse a pruebas psicométricas para evaluar los daños psicológicos y emocionales y los resultados fueron desgarradores. Es inimaginable el daño que nos hicieron”

Alejandra Cuevas busca:

– El reconocimiento de lo que le hizo el Estado mexicano.

– Una disculpa pública.

– Que reparen los daños sufridos, paguen sus gastos legales y,

– Que nunca pase otra familia por lo mismo que ellos han pasado.

¿Cómo lograr que no se repita?

“Precisamente hablando, juntando a las víctimas, que se escuche, suene y resuene. Yo estoy exiliada y es terrible. ¿Quién me va a devolver la vida de mi mamá? Nadie. ¿Quién me va a devolver todos los momentos en familia que perdí? ¡Nadie! Mi nieta mayor me dice: ‘Abuela, yo no me puedo casar’. Le pregunto por qué y me dice que porque no voy a poder ir a su boda. Sí, estoy libre, pero estoy rota e incompleta.

“Te repito, Lourdes: Yo no fui víctima de un error judicial. Yo fui víctima de un plan bien ejecutado por parte de servidores públicos de todos los niveles. Federico muere en 2015. Luego él, Gertz, al no tener ninguna injerencia en el gobierno, pierde el asunto cuando decreta la Procuraduría de la CDMX el No Ejercicio de la Acción Penal y mágicamente el asunto revive hasta 2019 cuando lo nombran fiscal y el engranaje comenzó a funcionar como él quiso. Pero confío en que la CIDH me hará justicia”.

MÁS DE LA AUTORA: 

Lourdes Mendoza

Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.

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