Ciudad de México.- Las organizaciones defensoras de derechos humanos de mujeres están en un punto álgido. En el último año, la agudización de las guerras y el avance de grupos antiderechos, han cooptado las garantías de las mujeres y niñas en distintos países del mundo, siendo las únicas resistencias, estos espacios seguros que se mantienen de pie brindando servicios y atención a grupos vulnerables, sin embargo, este 2025 se enfrentan a recortes presupuestarios sin precedentes amenazan con su cierre inminente en, al menos, seis meses.
Según datos recogidos por Naciones Unidas, en el último año muchos gobiernos anunciaron el recorte presupuestario de apoyos internacionales -particularmente, los Estados Unidos-, produciendo que las organizaciones lideradas por mujeres y focalizadas en atender las necesidades de este mismo grupo comenzaran a laborar a marchas forzadas; sin recurso, ni posibilidad de mejorar sus servicios, el riesgo de incrementar la marginación de mujeres y niñas en contextos violentos es inminente.
En marzo del 2025 UN Women agilizó una encuesta para conocer la expectativa de estas organizaciones y cuánto tiempo les queda de operatividad. Llegando a 411 organizaciones de mujeres alrededor del mundo, los datos arrojaron un hecho preocupante: Al menos el 90% de estos espacios declararon estar afectadas económicamente.
A manera de continuar realizando sus labores, estas organizaciones mantienen su trabajo a pie, con marchas forzadas y tratando de hacer rendir los pocos recursos que quedan, sin embargo, el escenario es desolador el 47% cerrará en los próximos 6 meses. Otras más, a fin de potencializar sus recursos y continuar brindando servicios, han recurrido a medidas extremas como el despido de gran parte del equipo, apuntalando a que muchas de las trabajadoras continúan en las organizaciones por un valor altruista sin percibir remuneración.
Más de la mitad de estos espacios (51%) han suspendido ya su programación de servicios siendo las más afectadas:
- Protección
- Medios de subsistencia
- Asistencia sanitaria
A medida que disminuyen los servicios vitales, desaparecen los espacios seguros y los derechos de las mujeres y niñas afectadas están cada vez más en peligro, los grupos en mayor riesgo identificados por la UN Women son las comunidades migrantes, refugiadas, mujeres con disapacidad, las madres y las mujeres indígenas.
¿Qué pasa en el mundo?: Entre derechos y contextos violentos
Hasta marzo del 2025, se estima que 308 millones de personas en 73 países necesitan ayuda humanitaria debido a la proliferación de conflictos armados alrededor del mundo. En el caso particular de mujeres, la vulnerabilidad aumenta a causa de los conflictos geopolíticos, cambio climático, enfermedades e inseguridad alimentaria.
Sólo en 2023, un aproximado de 612 millones de mujeres y niñas vivían a menos de 50 kilómetros de una zona de conflicto, eso es 50% más que hace una década.
Un Women advierte en su informe «At breaking Point: The impact foreign aid cuts on womens organizations in humanitarian crises worldwide», que las crisis atraviesan de forma distinta, esto derivado que, durante crisis humanitarias, las mujeres y niñas se ven desproporcionalmente afectadas a causa del colapso de servicios esenciales, siendo las primeras, en quedar sin acceso a estos espacios. Un fenómeno que se replica alrededor del mundo es que, cuando el sistema colapsa, las mujeres salen a poner el cuerpo para sostener a sus familias y a la comunidad.
Son ellas quienes asumen un mayor peso en las tareas relacionadas a los cuidados; son las encargadas del suministro de alimento, de agua y de proteger a las personas enfermas / heridas. Y mientras las mujeres resisten a estos contextos, los servicios básicos, la prevención, la seguridad y el acceso a la justicia les falla.
Por ejemplo, al menos 2 de cada 3 de estas mujeres ha vivido violencia física, abuso sexual y violación. Su salud también se ve seriamente afectada, pues al menos 1 de cada 3 mujeres embarazadas morirán durante el parto.
Un tercer gran eje de estas condiciones es la alimentación, como se apuntaba, son ellas quienes cargan con las responsabilidades de recolectar, preparar y hacer rendir la comida en aras de garantizar la nutrición de toda la familia. UnWomen identifica que proveer a la familia es una de las prioridades más grandes de las mujeres de un hogar –hermanas, tías, abuelas, madres, tías-, teniendo como resultado, que muchas de ellas decidan restringirse de los alimentos a cuenta de dárselo a otros; las mujeres optan por pasar hambre y «sacrificar su propia nutrición y seguridad alimentaria por priorizar a los miembros de su familia».
En el caso particular de las niñas, se registra un incremento peligroso del abuso sexual y las uniones forzadas, recordando así, al avance del régimen talibán en Afganistán y la interpretación de la Sharia, a fin, de permitir la legalidad de las uniones con niñas de 8 años.
A pesar de todas estas condiciones de violencia, hambre, violaciones sexuales, agresiones y vulnerabilidad, las mujeres y grupos de mujeres permanecen en la primera fila cuando se trata de asistencia humanitaria, garantizando acceso a distintos servicios, cuidando, escuchando las necesidades de las niñas y poniendo el cuerpo por el bien común.
«Ellas son agentes de cambio para promover la paz, la seguridad y el desarrollo, trabajando para garantizar que las mujeres y las niñas estén en el centro de las estrategias y respuestas humanitarias de recuperación y de desarrollo» (UN Women).
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